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El lugar del comercio en los objetivos de desarrollo sostenible

3 julio 2015
ITC Noticias

No se hacia demasiada referencia a las medidas no arancelarias (MNA) y restricciones comerciales en los PED en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y lo mismo vuelve a ocurrir en los debates sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El Grupo de Trabajo Abierto se estableció en 2013 por mandato de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Rio+20), con el fin de proponer una serie de posibles ODS que darían forma al programa de desarrollo posterior a 2015. Sus propuestas de 2014 incluían un sistema de comercio multilateral basado en normas; una mejora de la APC; una mejora de las infraestructuras regionales y transfronterizas para promover la conectividad regional, y una reducción de las barreras arancelarias para las exportaciones de los PED, incluido un acceso al mercado exento de aranceles y cuotas (DFQF) para los PMA.

No hay muchas novedades en comparación con el enfoque adoptado en los ODM. La única meta que se centra específicamente en el rendimiento comercial, duplicar la participación de los PMA en las exportaciones mundiales para 2020, ya figura en el Programa de Acción de Estambul.

OBJETIVOS COMERCIALES PROPUESTOS DEFICIENTES

Los objetivos comerciales propuestos tienen deficiencias tanto conceptuales como operativas. El enfoque mercantilista está puesto en las exportaciones en lugar de en el comercio (exportaciones e importaciones), ignorando que en la práctica la falta de competitividad comercial a menudo se debe a las políticas nacionales. Ya que por lo general las empresas se benefician del acceso a los insumos importados que utilizan para producir exportaciones o vender productos que compitan con las importaciones, esta inclinación podría centrar, equivocadamente, la atención política en las intervenciones de las que solo se obtendrán beneficios limitados.

Además, los PMA ya disponen de acceso DFQF a muchos mercados de ingresos altos. Existen algunas excepciones importantes, como las exportaciones de Bangladesh a los EE.UU., pero las grandes economías emergentes pueden hacer más en este área. No obstante, los estudios muestran que las 'limitaciones de acceso al mercado' a menudo son MNA que incluyen restrictivas normas de origen. En este caso, lo importante es ayudar a las empresas a superar las MNA en los mercados relevantes, nacionales e internacionales, y a reducir sus costes comerciales.

La experiencia de los países de Asia Oriental que han utilizado el comercio para sostener altos niveles de crecimiento económico a largo plazo refleja las altas recompensas que se obtienen de reducir las barreras al comercio y a las inversiones, y, de forma más general, de reducir los costes comerciales. Las limitaciones de acceso al mercado en los mercados de exportación no son necesariamente la principal barrera a la expansión comercial. En la práctica, las reformas autónomas son las que impulsan el desarrollo económico.

Si bien los acuerdos comerciales pueden ayudar, especialmente a los países sin litoral que dependen de sus países vecinos con puertos, la clave es hallar las principales fuentes de los costes comerciales, fijar qué deben hacer los gobiernos para abordarlas y decidir dónde puede y debe ayudar el resto.

UNA META MEJOR: REDUCIR LOS COSTES COMERCIALES

Estas observaciones sugieren que se considere integrar una meta específica de reducción de los costes comerciales como parte del programa posterior a 2015. No se prestaba mucha atención a las barreras no arancelarias, a las restricciones al comercio de servicios en los PED, a la ineficiente gestión fronteriza ni a las fuentes de costes comerciales reales en los ODM y sigue siendo igual en los debates sobre el programa posterior a 2015.

Teniendo en cuenta los vínculos que existen entre la expansión comercial y el crecimiento, la importancia de los costes comerciales como un impedimento para operar en las cadenas de valor internacionales y la función que desempeñan los servicios en los costes comerciales (transporte y logística, infraestructura relacionada), la atención política se debería centrar en reducir los costes comerciales. Una opción sería fijar una meta específica de reducción de los costes comerciales, p. ej., para 2020 reducir en cierta cantidad los costes comerciales de las empresas que operen con países de ingresos bajos.

Existe un precedente para adoptar una meta centrada en los costes comerciales: los miembros del Foro de la APEC acordaron fijar una meta común para la facilitación del comercio en dos planes de acción consecutivos que comenzaron en 2001, que consistía en reducir los costes comerciales en un 10% a nivel regional durante los próximos 10 años. La comunidad global podría emular esta iniciativa, aprender de la experiencia de la APEC y mejorarla.

Sin embargo, un requisito esencial sería llegar a un acuerdo sobre cómo medir los costes comerciales y qué datos e indicadores utilizar. Para ello, se necesitan estudios para desarrollar alternativas que ayuden a tomar una decisión. El objetivo debería ser determinar cómo se podrían utilizar, y monitorizar en el futuro, datos internacionales sobre los costes comerciales y los indicadores relacionados, recogidos por las organizaciones internacionales para cada país, con el fin de establecer un punto de partida.

Un compromiso mundial en pro de una meta específica de reducción de los costes comerciales ofrecería un punto de coordinación concreto tanto para la acción nacional como la cooperación internacional. Enviaría a la comunidad empresarial internacional el claro mensaje de que los líderes llevarán a cabo iniciativas de facilitación del comercio.

El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC es un importante paso en este aspecto pero solo trata con una dimensión. Existen muchas razones por las que los costes comerciales pueden ser altos, incluidas las políticas nacionales, las MNA nacionales y extranjeras, las deficiencias de transporte y logísticas, el restrictivo comercio de servicios y las políticas de inversión generales.

Una meta de este tipo hace que sean los gobiernos quienes determinen la mejor forma de alcanzarla y qué elementos priorizar. Además, ayudará a incentivar a las organizaciones internacionales relevantes a centrar más actividades en ayudar a los gobiernos a reducir estos costes.