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Fomentar el crecimiento reduciendo las barreras al comercio

14 enero 2015
ITC Noticias

La comunidad empresarial cree en las fronteras abiertas porque la economía más eficiente y productiva es una economía verdaderamente global en la que los bienes, los servicios, el capital y la mano de obra circulan libremente hacia donde más se necesitan. Las fronteras abiertas son la mayor garantía para un crecimiento continuado y un nivel de vida más alto en todo el mundo. Son la base sobre la que se deben apoyar todas las políticas de promoción del comercio.

A pesar de las tensiones de los años posteriores a la crisis financiera global de 2008- 2009, los aranceles se han mantenido estables y al mínimo. Esto significa que el esfuerzo más importante será identificar y reducir los obstáculos no arancelarios. Esto ayudaría a hacer más eficientes las cadenas de suministro mundiales. Asimismo, los acuerdos comerciales deberían estructurarse de tal forma que ofrezcan mejoras prácticas para las empresas en todos los niveles. Estas son las recomendaciones que el B20 hacía al G20 este año.

Muchos de los obstáculos no arancelarios importantes se pueden abordar a través de la facilitación del comercio. El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (AFC) de la OMC, firmado en Bali en diciembre de 2013, pretende limitar el oneroso papeleo, que dificulta el comercio, en los trámites aduaneros de muchas naciones comerciales.

Si bien los países del G20 se han comprometido a poner en marcha el AFC, no hay una fecha clara para su ratificación. Por este motivo, la comunidad empresarial internacional opina que los países deberían centrarse, de inmediato, en disminuir el papeleo en los trámites aduaneros. Deberían estar automatizados por motivos de consistencia y tiempo, y a su vez reduciría las oportunidades para llevar a cabo prácticas corruptas. Todo país que lo haga, aumentará su propio volumen comercial sin importar lo que hagan otros países.

Estas mejoras prácticas y mecánicas deberían ser sencillas, ya que traen consigo beneficios obvios y no requieren negociaciones internacionales. Ya que es posible que algunos PED no tengan la capacidad de poner en práctica las reformas por sí solos, corresponde a la comunidad internacional ofrecer asistencia deliberada y personalizada a todo aquel que lo necesite y quiera.

La infraestructura relacionada con el comercio también es importante, especialmente para los bienes. Reducir el gasto excesivo de recursos mediante una infraestructura optimizada tendría impactos sobre los medios de vida de los ciudadanos comunes. Por ejemplo, un desbordante 30% de los alimentos se pierde o desperdicia durante el tratamiento, almacenaje, procesamiento, empaquetado, la distribución o en el mercado. En términos económicos hablamos de unos $EE.UU. 750.000 millones.

En el caso del comercio de servicios, las barreras reglamentarias como la ubicación y los requisitos de la propiedad extranjera son las que causan un mayor impacto. Por otra parte, son las más simples, aunque no siempre las más fáciles de abordar porque principalmente requieren cambios políticos y no necesariamente inversiones en infraestructuras o una reforma de los procesos. La armonización internacional de los reglamentos sería un verdadero respaldo para el comercio de servicios.

Mientras que las contribuciones de la OMC se han ralentizado, la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales (ACP) ha beneficiado al comercio. Sin embargo, las PYME no utilizan estos acuerdos lo suficiente debido a que están mal estructurados y resultan complejos. Ayudar a las PYME a hacer un mejor uso de los ACP y garantizar que los ACP utilicen elementos estandarizados, podría alentar a más PYME a entrar, por primera vez, en los mercados comerciales.

Si se consigue un progreso real en solo algunos de estos frentes, el aumento del comercio resultante generaría un mayor crecimiento económico, más empleo y mejores niveles de vida.