Historias

Apostar por una producción orgánica y libre de químicos aumenta los ingresos de los agricultores rurales de la República Democrática Popular Lao

21 enero 2014
ITC Noticias

(LONG O, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA POPULAR LAO) -- Bounlap Soulinthone, que reside en Long O, un pueblo laosiano en una zona remota del país, puede vender ahora, por primera vez en su vida, su cosecha de verduras a restaurantes y hoteles de Luang Prabang, la capital provincial. Ello le permite conseguir un 60% más de ingresos que antes. Con todo, para que Bounlap y el resto de los vecinos de este pueblo aumenten sus ingresos de forma sostenible, tienen que apostar por lo orgánico, aumentar la cantidad de producción y garantizar un suministro fiable.

Como parte de una iniciativa de las Naciones Unidas, el ITC está enseñando a 100 agricultores las habilidades y las técnicas que necesitan para producir verduras orgánicas y libres de químicos. ‘Tras haber participado en el programa, pude reducir los costes de producción al no tener que comprar pesticidas químicos. Además, ahora puedo pedir precios más altos en mercado, ya que vendo productos limpios y frescos. Y eso le gusta a los clientes’, afirma Bounlap, que vive a 30 minutos en coche de Luang Prabang.

La provincia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es uno de los destinos turísticos principales del país y atrae a unos 300.000 turistas cada año. El turismo sostenible forma parte de la estrategia del gobierno para mejorar el nivel de vida. Según el plan de desarrollo del país, vincular el comercio con la industria del turismo, ahora en auge, es clave para sacar a la República Democrática Popular Lao de la pobreza.

El programa, fundado por la Secretaría de Estado de Economía (SECO) de Suiza, ya ha contribuido a un aumento del 60% en las rentas agrícolas, con una media de $EE.UU. 2.125 por familia en 2013, declara Somsack Bounanouvong, que supervisa el proyecto desde la Oficina Provincial de Bosques y Agricultura.

Los cursos de formación impartidos por el ITC han favorecido el suministro continuo de 30 nuevas variedades de verduras orgánicas a restaurantes y mayoristas locales. Asimismo, como parte del proyecto, se celebra un mercado orgánico dos veces a la semana, al que acuden tanto clientes provenientes de restaurantes y hoteles como personas de la clase media.
‘Antes, solo vendía mis productos a través de operadores comerciales. Solían pedirnos que bajásemos el precio. Ahora, en el mercado orgánico, puedo vender mis productos directamente. Sería fantástico si se pudiera hacer incluso tres veces a la semana’, confiesa Bounlap.

No obstante, para que los agricultores suministren productos de forma sostenible a la creciente industria del turismo todavía queda un largo camino por recorrer. Por el momento, en 2013, los agricultores lograron aumentar su suministro a 1,4 toneladas por cada día de mercado, en comparación con los 900 kg registrados al principio del proyecto. No obstante, según Somsack, habría que doblar dicha cantidad para cubrir la demanda de verduras del sector del turismo de Luang Prabang. ‘Esto podrá conseguirse en 2014, cuando participen en el proyecto 60 agricultores más de otros cuatro pueblos’, afirma.

Somsack, que seguirá trabajando con los agricultores cuando concluya el proyecto del ITC en septiembre de 2014, dijo que la clave para el éxito reside en actualizar los mecanismos de producción. ‘Una vez que se haya logrado un cierto nivel de calidad y cantidad, los agricultores podrán aportar la cantidad necesaria al sector del turismo. Entonces, podremos firmar contratos continuos con compradores leales. Asimismo, queremos contar con fondos giratorios para los agricultores, así como para certificar las verduras orgánicas’, añadió.

Para conectar a los agricultores con los restaurantes y los hoteles locales, el ITC ha realizado una visita sobre el terreno, y ha invitado a chefs y gerentes de establecimientos de la zona de Luang Prabang involucrados en el sector turístico a que visiten a los agricultores y hablen acerca de sus necesidades.

‘Antes, cada agricultor hacía lo que quería y como quería. No había una estructura ni un objetivo claros. Al participar en el proyecto, hemos recibido formación y apoyo técnico. Ahora, producimos de una forma más profesional y tenemos un acceso directo al mercado’, apunta Bounlap.

‘Reorganizar la gestión agrícola, aplicar nuevas prácticas agrícolas e introducir nuevas variedades de verduras lleva tiempo; además, todavía existen ciertos retos, como la protección de la cosecha frente a la lluvia y las inundaciones, que todavía quedan por resolver’, declaró Govind Venuprasad, gerente del proyecto del ITC. Según Govind, el programa reporta beneficios en dos vertientes: por un lado, los agricultores locales venden sus productos a establecimientos que trabajan en el sector del turismo, lo que los convierte en importantes partícipes de la economía local; por otro lado, las verduras que antes se importaban, se plantan y cultivan ahora a nivel local. ‘Se trata de dos factores que contribuyen de forma positiva a mejorar las vidas de las familias locales, y a reducir la huella de carbono producida por el transporte aéreo de mercancías’, concluyó.

El ITC continuará apoyando a los agricultores y a la oficina de agricultura del gobierno provincial, a fin de que se busquen maneras de brindar a los agricultores oportunidades de mercado y, de esta manera, aumentar sus ingresos. Los agricultores que han logrado un mayor éxito visitarán Tailandia en 2014 para aprender más acerca del suministro a cadenas de hoteles y restaurantes.

El proyecto, presentado en mayo de 2011, es competencia del Grupo Interinstitucional sobre Comercio y Capacidad Productiva de la Junta de los Jefes Ejecutivos del Sistema de las Naciones Unidas. La segunda fase del proyecto comenzará en octubre de 2014.