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Todos cuentan en el desarrollo económico

14 enero 2013
ITC Noticias
Las mujeres son la espina dorsal de la sociedad, pues al cuidar de sus familias y comunidades crean valores comunes fundamentales. También son proveedoras fiables, lo que implica que abastecerse en empresas de mujeres es bueno para estas, las familias y las sociedades, excelente ecuación en la que todos ganan. Ahora bien, en la práctica esa ecuación es más complicada.

Cuando vende en el mercado interno, el exportador de un país en desarrollo no solo tiene que ocuparse de asuntos tales como el acceso al mercado, las normas y las reglas de origen, también debe trabajar en un sólido entorno empresarial que ofrezca la debida facilitación del comercio, una financiación asequible y acceso a mano de obra calificada. En el caso de las empresarias y exportadoras, la situación es aún más compleja, pues tienen que superar otros impedimentos y restricciones para hacer prosperar sus negocios, tanto en el Norte como en el Sur.

Veamos qué se hizo en Finlandia para sentar las bases del éxito de las empresarias y las enseñanzas que los países en desarrollo pueden extraer de los éxitos y fracasos finlandeses. El Foro Económico Mundial incluyó a Finlandia en la lista de países más competitivos del mundo. Según resulta, la igualdad de género es uno de los factores que contribuyen a ello. Finlandia solo tiene cinco millones de habitantes y si únicamente los hombres participaran en la vida activa y la provisión del bien común, sería un país pobre: hace falta el aporte de hombres y mujeres.

En Finlandia, todo el mundo tiene la posibilidad de aprender y estudiar, recibir atención médica de calidad y tomar decisiones respecto a su propia vida, lo que hace que hombres y mujeres desempeñen un papel en el desarrollo socioeconómico. El Estado ya invertía en la educación igualitaria cuando aún el país era pobre, inversión que fructificó de varias maneras. La experiencia finlandesa muestra la importancia que reviste garantizar la prestación de servicios básicos para todos. Niñas y niños deben tener igual acceso a la educación y la atención de salud también se ha de permitir que las mujeres participen en la toma de decisiones políticas. Además, es crucial que en la esfera económica, las políticas se focalicen en ofrecer igualdad de oportunidades y recompensas a hombres y mujeres.

De conformidad con la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, de las Naciones Unidas, en 1986, Finlandia aprobó una ley de igualdad de hombres y mujeres. Aunque el principal objetivo era eliminar la discriminación en los mercados de trabajo y empleo, dicha ley estipula que incumbe al sector público mejorar y promover la igualdad de género; un resultado de su aplicación es el requisito de paridad, lo que implica que en algunos comités asesores de ese sector, ambos sexos tienen que estar representados a razón del 40% al 60%, requisito que permitió avanzar hacia la igualdad de género.

Las mujeres tienen gran interés en el empresariado innovador y las oportunidades relacionadas con la sociedad de la información que les permiten encontrar empleo y, si lo desean, utilizar su educación y sus competencias en el hogar. Es importante que las políticas y sistemas nacionales de innovación subrayen la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en esa esfera.

El libre flujo de información y la igualdad de acceso al mismo, quizás sean determinantes en el tipo de economía y cultura que prosperará en el futuro, tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. Esto último está cada vez más vinculado con el acceso a la información digital. La brecha digital entre unos y otros países es mayor para las mujeres que para los hombres, pues ellas tienen menos acceso a la alfabetización, la educación, la información y la tecnología. Por ejemplo, las mujeres de zonas rurales que carecen de información sobre el cambio climático, no pueden tomar medidas para mitigarlo o adaptarse al mismo.

La experiencia finlandesa en materia de desarrollo social también pone de relieve la función crucial que cumplen las organizaciones del mercado de trabajo. En Finlandia, dos organizaciones apoyan la iniciativa empresarial de la mujer: la Agencia Empresarial de Mujeres, que les alienta a crear empresas y les asesora en las primeras etapas, y la Organización de Empresarias que tiene por objetivo garantizar que en los negocios se respeten los derechos de la mujer.

Los logros de Finlandia trajeron aparejadas varias dificultades y no todas se han superado. Por ejemplo, se constató que si las mujeres hubieran participado más activamente en el desarrollo de la tecnología de la información, las empresas hubieran podido idear productos más competitivos y adecuados para un mayor grupo de gente. De ahí que haya que alentar a todos aquellos hombres y mujeres que innovan y crean nuevas oportunidades económicas invitándoles a participar en el proceso. Por lo que atañe a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, el sector privado también puede desempeñar un papel crítico para establecer el equilibrio entre hombres y mujeres –ya se trate de líderes, gerentes, empresarios o trabajadores– que hace falta para lograr el éxito de las empresas. A partir de su experiencia, Finlandia sigue luchando por la igualdad de género en los planos nacional e internacional. Ese es uno de los temas transversales de la política de desarrollo del país y que prevalece en toda la labor que se realiza en ese campo.