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Una nueva estrategia para abordar la desigualdad de género

7 marzo 2016
ITC Noticias
Ningún país, ninguna economía, ninguna empresa o comunidad puede superar los desafíos actuales o alcanzar su potencial sin sus mujeres

Las pruebas son claras: cuando los países valoran igual a sus niñas y mujeres que a sus niños y hombres; cuando invierten en sanidad, educación y formación; cuando dan más oportunidades a las mujeres para participar en la economía, gestionar los ingresos, dirigir o ser dueñas de una empresa, los beneficios no solo son para la niña o mujer en cuestión. Los beneficios alcanzan a sus hijos y familias, comunidades, sociedades e incluso economías en general.

Esta es la visión de la Estrategia sobre Igualdad de Género del Grupo del Banco Mundial, cuyo objetivo es mejorar las oportunidades de las niñas y mujeres, no solo porque es lo correcto moralmente sino porque es esencial para el desarrollo económico.

Con las consultas realizadas entre los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y otros agentes relevantes en 22 países durante meses, la nueva estrategia se basa en pruebas claras que indican que las brechas entre los hombres y las mujeres generan importantes costes a nivel mundial y deben ser abordadas.

En algunos países, por ejemplo, las mujeres encuentran restricciones a la hora de abrir cuentas bancarias o conseguir líneas de crédito, y a menudo, no disponen de la propiedad que los bancos requieren como garantía. Entre los proyectos para superar estas limitaciones está el reconocimiento de propiedad como la mercancía u otros bienes muebles que les permitiría acceder a créditos. Para aquellas que no disponen de documentos acreditativos apropiados, un problema que, a menudo, comienza por no registrar a las niñas al nacer, las facturas de suministro podrían servir para abrir cuentas bancarias y esto está estrechamente vinculado con la reducción de la pobreza.

Nuestra estrategia se basa en cuatro objetivos, todos indispensables para construir un mundo más equitativo: reducir la mortalidad materna y cerrar las brechas sanitarias y educativas; crear más y mejores empleos; cerrar la brecha de género en la propiedad y el control de activos clave como las tierras, las casas, la tecnología y las finanzas, y mejorar la habilidad de las mujeres para que decidan sobre su futuro. Se centra en intervenciones prometedoras que consiguen resultados tangibles y factibles que transforman vidas, equilibran el terreno de juego y crean oportunidades para todos.

En Bangladesh, por ejemplo, inversiones en planificación familiar condujeron a mejoras en la salud de las mujeres, a una reducción de la mortalidad infantil y a un aumento de la participación de las mujeres en la fuerza laboral. Se espera que esto genere un aumento del crecimiento de casi un 2% durante la próxima década. En América Latina y el Caribe, la participación de ellas en la fuerza laboral aumentó en un 7% entre 2000 y 2012. El Banco Mundial atribuye a este aumento el 30% de reducción de la pobreza extrema y el 28% de reducción en la desigualdad en la región durante la última década.

Cerrar la brecha de la productividad entre los hombres y las mujeres en sectores como la agricultura fomenta el crecimiento económico general de los países de ingresos bajos. Uno de nuestros estudios más recientes muestra que aumentar el acceso de las granjeras a tierras, capital y servicios financieros no solo generaría un aumento real del PIB sino también un fuerte declive de la hambruna.

EL FUTURO

Nos enfrentamos al gran desafío de poner en práctica nuestro nuevo enfoque y desarrollar soluciones que se adapten a los contextos de cada país. Nos centraremos en áreas donde podamos crear una transformación real, nos puedan ayudar nuestros asociados y podamos trabajar estrechamente con el sector privado. Innovaremos y evaluaremos.

La infraestructura es un campo prometedor, y a menudo descuidado, para promover la igualdad. Hay más mujeres que hombres que dependen del transporte público y conseguir que el transporte sea seguro, fiable y asequible para ellas puede acercar a las mujeres a un mundo de oportunidades laborales y crear un mejor sistema de transporte para todos.

En Brasil, por ejemplo, el Banco Mundial diseñó y respaldó un programa para modernizar el creciente sistema de transporte urbano de Rio de Janeiro, que tenía en cuenta las altas tasas de violencia de género, así como diseñar la red de tal forma que acercara a las mujeres a una serie de servicios. Ahora, todas las estaciones disponen de aseos para mujeres y mejor alumbramiento, y cinco de las principales estaciones ofrecen servicios legales, médicos y de asesoramiento a las mujeres víctimas de la violencia. Una iniciativa similar se está llevando a cabo en Ecuador.

La desigualdad de género continúa siendo una de las principales barreras a la prosperidad común. Ningún país, ninguna economía, ninguna empresa o comunidad puede superar los desafíos actuales o alcanzar su potencial sin sus mujeres. Seguiremos trabajando por alcanzar la igualdad.