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Mujeres en las juntas directivas: Una necesidad empresarial

2 julio 2012
ITC Noticias

Cuando Facebook anunció que preparaba la oferta pública de acciones, en un largo editorial del Wall Street Journal se hacia esta pregunta crucial: dado que las mujeres constituyen la mayoría de los usuarios de los medios sociales, ¿por qué la junta directiva de Facebook está integrada solo por hombres? Interrogante que se aplica a la mayor parte de las empresas de Estados Unidos, la economía más grande del mundo. A pesar de que las mujeres están en pie de igualdad con las otras partes interesadas de la economía estadounidense –pues representan el 50% de los trabajadores, el 80% de los consumidores, el 40,4% de los propietarios de pequeñas empresas y el 40% de los inversores, ya sea directamente a través de fondos de pensión– su participación en juntas directivas recién alcanzó el 16% hace muy poco.

En la década anterior, las empresas europeas también habían admitido a unas pocas mujeres en sus juntas directivas hasta que algunos gobiernos decidieron tomar medidas más proactivas fijando cupos; por ejemplo, se exige que las mujeres ocupen un determinado porcentaje de los puestos legislativos. Noruega abrió el camino, al sancionar en 2003 la ley que estipula que todas las empresas que cotizan en bolsa deben reservar a las mujeres el 40% de los escaños de su junta directiva; cupo con el que cumplieron todas las empresas en cuestión. En el mercado no hubo ninguna interrupción catastrófica, como temían algunos, porque ese cambio tuvo lugar al mismo tiempo en todo el país. Mujeres con competencias de dirección fueron localizadas a través de bases de datos creadas por el gobierno y asociaciones empresariales, aunque muchos directores hubieran adelantado que habría pocas que encontrar. Más importante aún, la diversidad de género en las juntas directivas de las empresas ya no se discute. Según un director noruego: ‘Lo hemos superado.’

El éxito de Noruega en esa ‘ingeniería empresarial’ fue un importante propulsor para que otros países hicieran lo propio y, a partir de entonces, se establecieron cupos de directoras de empresa en Bélgica, España, Francia, Países Bajos, Islandia e Italia. La lista se alarga cuando se incluyen los países que estipulan cupos para empresas estatales como Dinamarca, Finlandia, Irlanda, Israel, Sudáfrica y, últimamente, Austria. Aunque en Alemania aún no se fijó un cupo federal, sí existe uno para las empresas con sede en Berlín y Núremberg, así como en otras ciudades donde se logró la equidad. En Canadá tampoco se pudo sancionar una ley de cupos, pero en la provincia de Quebec existen cupos para las empresas estatales con sede allí. La estrategia de cupos también saltó a otras regiones y en 2011, por ejemplo, el primer ministro de Malasia emitió un decreto que estipula que el 30% de los escaños de las juntas directivas ha de asignarse a mujeres, siendo el primer país asiático en hacerlo.

‘Los cupos dan una sacudida al sistema y sin ellos, el cambio para la mujer llevaría mucho tiempo,’ comenta Michel Landel, Gerente General de Sodexo Francia. No obstante, la palabra ‘cupo’, sigue teniendo connotaciones negativas y en muchos casos se da por sentado que se nombra a personas incompetentes y sin calificación solo para cumplir con el número de escaños. A fin de comprobar si era así, Corporate Women Directors International (CWDI) examinó la trayectoria de 113 mujeres que ocupaban escaños en la junta directiva de empresas francesas en 2009, cuando la ley de cupos fue aprobada por la cámara baja, y constató que la gran mayoría (67%) eran experimentadas ejecutivas empresariales y el resto profesionales o propietarias de grandes empresas. Todas habían destacado en su campo respectivo. En virtud de la ley de cupos, Francia pasó del 7,2% de directoras, porcentaje que se mantuvo por muchos años, al 20,1% en 2011, aumento que antes hubiera resultado imposible.

En esta época crítica para la economía, ninguna empresa puede darse el lujo de tener a alguien sin calificación en su junta directiva, sea hombre o mujer. Aunque los cupos les permiten formar parte de juntas directivas, eso no quita que las mujeres tengan que desempeñarse igual que el resto de directores. El resultado a largo plazo será una base de directoras experimentadas y nadie podrá volver a decir que no hay una reserva suficiente donde buscar. También es de esperar que eso redunde en mejores resultados financieros de las empresas. Abundantes investigaciones de Estados Unidos, Europa y economías emergentes como las de Turquía y Viet Nam revelan que existe una fuerte correlación entre empresas con mayor cantidad de mujeres en cargos de dirección y un mejor desempeño financiero, basado en diversas mediciones. Según McKinsey, el 65% de altos ejecutivos acepta ese argumento, pero solo el 29% actúa en consecuencia. La diversidad de género no forma parte de la estrategia de negocios de muchas empresas.

Aun así, lo cierto es que la incorporación de más mujeres en las juntas directivas de las empresas, sobre todo en Europa donde predomina esa estrategia, cambiará el perfil del liderazgo empresarial en el futuro. Aunque es demasiado pronto para pronosticar el resultado final, cabe esperar que esa incorporación de mujeres dé
lugar a empresas más estables y, por ende, a una economía mundial más estable también.