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La etapa siguiente enfoque en el crecimiento

2 julio 2012
ITC Noticias

En la última década y sobre todo en estos últimos años, el número de políticas y programas centrados en fomentar empresas de mujeres se disparó; esa escalada de inversión en el empoderamiento económico de la mujer obedeció a dos motivos.

El primero, un creciente volumen de investigación revela que es mucho menos probable que las mujeres creen su propia empresa. Por ejemplo, los informes de la red Annual Global Entrepreneurship Monitor, que se vienen publicando desde 1999, indican una brecha entre las tasas de emprendimiento de mujeres y hombres en cada región y cada contexto de desarrollo. Ese tipo de información factual contribuyó al aumento del número de proyectos de empoderamiento económico de la mujer.

El segundo, y más importante, la forma en que se valora la actividad empresarial de la mujer cambió radicalmente pasando de apoyar su empoderamiento económico por una cuestión de justicia e inclusión sociales a considerar la subutilización de un recurso que si se abordaba podía aumentar el crecimiento y la prosperidad. En el sector público, el empoderamiento económico de la mujer se centra sobre todo en organismos de desarrollo internacional y organismos nacionales de economía, más que en organismos de género; en las empresas, ese empoderamiento está en los retículos de la diversidad de proveedores y departamentos de marketing en oposición a la responsabilidad social corporativa y las iniciativas de caridad.

Según el Informe sobre el desarrollo mundial 2012, Igualdad de género y desarrollo, del Banco Mundial, se está dando un círculo virtuoso de transformación con impresionantes avances en los derechos, el nivel de educación alcanzado, el estado de salud y la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo. Las interrelaciones positivas entre esos avances explican que haya habido un cambio tan rápido en el mundo en desarrollo. Las mejoras en una esfera (nivel de educación más alto) pueden impulsar cambios en otras (tasas más bajas de fertilidad y mayor participación en la fuerza de trabajo).

Aunque en muchos casos aún es muy pronto para evaluar la repercusión de los programas centrados en el desarrollo económico de la mujer, evaluaciones más amplias revelan que incidieron positivamente en sus vidas, sus familias y sus comunidades. Por ejemplo, la investigación muestra que en varios países, la mejora de los ingresos de la mujer redunda en una disminución significativa de la violencia doméstica. Los niveles de empoderamiento, actividad decisoria e ingresos familiares de la mujeres también están correlacionados positivamente.

No obstante, muchos de esos proyectos y políticas adolecen de dos carencias significativas; en primer lugar, en muchos programas y políticas de empoderamiento económico de la mujer no se tiene en cuenta el contexto social donde operan las empresas que las mujeres crean y luchan por hacer prosperar. Todavía hay muchas barreras jurídicas a dicho empoderamiento (por ejemplo en lo que se refiere a los derechos de propiedad y herencia, así como a limitaciones ocupacionales) e incluso cuando esas y otras cuestiones se solucionan jurídicamente, la aceptación y el avance culturales llevan mucho más tiempo. De ahí que en muchos casos, a las mujeres les resulte más difícil que a los hombres hacer crecer sus empresas.

¿Cuáles son las principales dificultades con que dicen tropezar las empresarias al respecto?

Investigaciones llevadas a cabo a lo largo de los años por Womenable, el Centro de Investigación sobre Empresas de Mujeres de Estados Unidos e instituciones de otros países revelan sistemáticamente que en los cinco puntos indicados a continuación las empresarias tropiezan con más dificultades que los empresarios, sobre todo en las economías en desarrollo.

1. Acceso a capital: Suele estar restringido para las empresarias por falta de garantía o historial de crédito.

2. Acceso a información y asistencia técnica: Aunque las mujeres se aproximan a la igualdad de género en la educación, según el informe de 2011 Global Gender Gap del Foro Económico Mundial, aún carecen de la experiencia y los conocimientos de gestión más útiles para el éxito empresarial. Además, por lo general, las mujeres muestran mayor interés que los hombres en la capacitación y los programas de formación empresarial.

3. Acceso a redes (formales e informales): Muchas cámaras de comercio o grupos sectoriales carecen de una masa crítica de mujeres y pocas ocupan puestos de poder. La investigación revela que solo cuando la diversidad asciende al 20% o más (en términos de género y origen étnico), un grupo toma decisiones y medidas para ser más inclusivo. Por otra parte, se suele excluir a las mujeres de las conversaciones informales que mantienen los empresarios locales y que pueden dar lugar a nuevas oportunidades de negocio. De ahí que alentar y empoderar a asociaciones de empresarias sea un medio excelente de reforzar sus redes.

4. Acceso a mercados: La mejor manera de hacer crecer una empresa es ampliar la prestación de productos y servicios a nuevos clientes, ya sea por categoría o ubicación geográfica. Por lo general, las mujeres son menos propensas que los hombres a participar en el comercio internacional, la contratación pública o las cadenas de suministro, tres de las mejores vías de aumentar el acceso a los mercados.

5. Lograr que se les tome en serio: Resulta más difícil evaluar esta cuestión que guarda relación con las barreras culturales que afrontan las empresarias para demostrar su viabilidad como tales. Por ejemplo, en una encuesta realizada en 2007 por la Corporación Financiera Internacional en Bahrein, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, el Líbano y Túnez entre el 11% (Túnez) y el 44% (Líbano) de empresarias afirmó que era más difícil que se les tomara en serio que a los hombres.

 

Estas cinco dificultades clave, ¿se abordan sistemática y correctamente? No.

Hay una carencia significativa en el planteamiento y las medidas que se toman al respecto para facilitar la creación de empresas de mujeres, más importante que abordar las restricciones sociales y las barreras jurídicas. En pocas palabras, los objetivos de esos programas son demasiado bajos. La mayoría de programas y proyectos destinados a la creación de empresas de mujeres se sigue centrando primordialmente en la microempresa, la microfinanza y la mitigación de la pobreza. Si bien esos esfuerzos son loables e importantes, desaparecen cuando las mujeres se fijan miras más altas. De ahí que muchas medidas de habilitación de la mujer contribuyan a una trayectoria de crecimiento inferior de muchas empresas de mujeres, pues se les ayuda a abrirlas omitiendo el crecimiento exitoso.

¿De qué manera las partes interesadas de la política económica y los defensores del empoderamiento de la mujer pueden mejorar el crecimiento y desarrollo de empresas de mujeres? Apoyando también el crecimiento de las mismas. Citemos algunas organizaciones que lo hacen.

 

• Westpac Bank’s Ruby Connection (www.rubyconnection.com.au), comunidad virtual de empresarias de la región de Australasia. A las mujeres les interesa conectarse e intercambiar unas con otras y ese es un excelente ejemplo de fomento de esas conexiones. Esa comunidad, que tiene una presencia significativa en Australia, Nueva Zelandia y el resto de Oceanía, se centra en el acceso al capital y los mercados. Westpac es uno de los miembros fundadores de la Global Banking Alliance for Women (www.gbaforwomen.org).

• WEConnect International (www.weconnectinternational.org) obra por ampliar la capacidad de empresas de mujeres de suministrar productos y servicios a multinacionales y es activa en Asia, Europa y Sudamérica; en los próximos meses se centrará más en China y la India.

• Y, por supuesto, el Programa Mujeres y Comercio del ITC (www.intracen.org/womenandtrade) en el que se trabaja con gobiernos y organizaciones de comercio para asesorarles sobre los beneficios de incluir la perspectiva de género en el desarrollo del comercio.

 

Las partes interesadas de la economía (formuladores de políticas, organizaciones de apoyo económico y demás) deberían seguir centrándose en la creación de empresas de mujeres ampliando sus perspectivas para ofrecer más oportunidades de pensar y crecer en grande a aquellas que acaban de abrir una empresa. También deberían destacar ejemplos y experiencias de éxito para procurarle a las mujeres modelos de roles. Y, tal como hace Womenable, llevar a cabo investigaciones que instruyan a los formuladores de políticas, iluminen a las otras partes interesadas y empoderen a las mujeres para que se fijen miras empresariales más altas.

Eso implica prestar apoyo para que la creación de empresas de mujeres incluya el crecimiento y la escalabilidad de las mismas. La economía mundial necesita la energía creativa de hombres y mujeres, por lo cual, el momento es ya. Y las recompensas serán grandes.