Discursos

Declaración de la Directora Ejecutiva del ITC en la reunión de la Junta de Comercio y Desarrollo de la UNCTAD

9 enero 2018
ITC Noticias
Discurso pronunciado por la Directora Ejecutiva del ITC, Arancha González, en la reunión de la Junta de Comercio y Desarrollo de la UNCTAD
Tema 7: evolución del sistema internacional de comercio y sus tendencias desde una perspectiva de desarrollo
Ginebra, 11 de septiembre de 2017

Es un placer volver a estar en la Junta de Comercio y Desarrollo en compañía de los socios del Centro de Comercio de Ginebra del ITC, la UNCTAD —gracias por la invitación, Secretario General Kituyi— y la OMC.

Quisiera comenzar elogiando al equipo de la Secretaría de la UNCTAD por el documento de antecedentes que ha elaborado para esta sesión. Aporta una completa visión de las recientes tendencias comerciales, tanto de las positivas como de las que no lo son tanto, y destaca los retos y las oportunidades que afectan a los países en desarrollo interesados en utilizar el comercio para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Previamente a la celebración de esta reunión, los organizadores se han interesado por conocer la percepción que existe de fragilidad con respecto al sistema de comercio internacional y el modo en que las tendencias comerciales actuales han afectado a nuestras respectivas instituciones.

Esta cuestión, al Centro de Comercio Internacional se le plantea de un modo un tanto diferente que a nuestras organizaciones matrices.

El ITC es, ante todo, una organización que trabaja sobre el terreno. Nuestro mandato nos lleva a ayudar a las empresas a hacer el mejor uso posible de las condiciones de mercado internacionales. La adaptación a los cambios en las condiciones del mercado —es decir, tratar con los mercados tal y como son, no como nos gustaría que fueran— forma parte de nuestro ADN. No somos una organización que establece normas. Nuestro trabajo sí tiene un componente analítico, pero está concebido directamente para mejorar el impacto y la eficiencia de nuestros proyectos y dotar a los gobiernos y demás agentes de la información que necesitan a fin de ayudar a las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (MIPYME) a aumentar su competitividad a escala internacional.

Dicho esto, los empresarios con los que trabajamos nos dicen que se sienten preocupados ante la perspectiva de que las cadenas de valor cada vez sean más reducidas y cada vez haya más obstáculos al comercio. Y es normal que estén preocupados. Estudios recientes sobre la ralentización del comercio sugieren que los proveedores en condiciones de plena competencia de las cadenas de valor internacionales han sido especialmente vulnerables a la crisis y al periodo de poscrisis, así como a la actual incertidumbre política. El comercio intraempresarial se ha mantenido con mayor firmeza.

Si el sistema de comercio internacional parece estar en peligro de extinción en la actualidad, se debe principalmente a un contraataque en algunas economías avanzadas a la globalización económica.

Dicho contraataque se debe en parte a la ansiedad provocada por la creciente influencia económica y política de los países en desarrollo, si bien es, en gran medida, el fruto de un fracaso político que abarca toda una generación: las políticas nacionales no han velado por un reparto más generalizado de los beneficios obtenidos del comercio y el crecimiento. Los modelos económicos predicen claramente que el comercio perjudica a algunas personas a la vez que beneficia a las sociedades en su conjunto. No obstante, son demasiados los lugares en los que algunos grupos han cargado prácticamente con todo el peso del ajuste al cambio tecnológico y, en menor medida, al comercio, mientras que los mayores beneficios solo los han disfrutado unos pocos.

Todos los aquí presentes sabemos que si la retórica proteccionista se tradujera a la realidad, se reducirían las posibilidades de crecimiento impulsado por el comercio, en especial en los países en desarrollo. Haría que las economías de todos los niveles de ingresos no pudieran disfrutar de los incrementos de productividad que propicia el mercado al fomentar el aumento de la especialización y la escala. El cierre de mercados reduciría el potencial de crecimiento y es muy probable que la ralentización del crecimiento, con el consiguiente recorte de las oportunidades de empleo, afearía la política aún más de lo que ya está.

En resumen, hacer que el comercio funcione para el 99 % cobra más importancia que nunca, tanto en los países más pobres del mundo como en los más ricos. Es una necesidad moral y un elemento necesario para cumplir los objetivos internacionales. Pero también es un imperativo práctico: el crecimiento tiene que ser inclusivo o, de lo contrario, como han puesto de manifiesto los acontecimientos recientes, aumentará la popularidad de las políticas de oposición al crecimiento.
Los Objetivos Mundiales de las Naciones Unidas se sustentan en el crecimiento inclusivo y sostenible. Los ODS son de sobra conocidos por buscar la erradicación de la pobreza extrema de aquí a 2030. Pero también es importante recordar que los ODS se proponen impulsar los ingresos del 40 % de los más pobres en todos los países.

La erradicación de la pobreza extrema adquiere más atención porque no hace mucho parecía un sueño inalcanzable. Sin embargo, el objetivo relacionado con el crecimiento de los ingresos también es importante. Existen pruebas que demuestran que incluso a pesar del descenso de la pobreza extrema y la desigualdad en los ingresos, se ha registrado un aumento en el porcentaje de la población mundial con unos ingresos por debajo de la mitad de la media de los ingresos mundiales, dicho de otro modo: la media de los ingresos mundiales está subiendo, y eso es algo positivo. Pero existe un número cada vez mayor de personas que se están quedando al margen. No es difícil imaginarse que esto podría sentar las bases de una futura inestabilidad.

La potenciación al máximo de la contribución del comercio al crecimiento inclusivo es un elemento esencial del mandato del ITC. Es la razón por la que nos centramos en las microempresas y las pequeñas y medianas empresas. Las MIPYME son la clave del comercio inclusivo. Las razones son evidentes: el empleo y los ingresos representan la forma en que la mayoría de la gente participa —o no— en el crecimiento económico. Las MIPYME representan aproximadamente el 70 % del empleo y más de nueve de cada diez empresas son MIPYME. La brecha de productividad entre grandes empresas y empresas más pequeñas es especialmente acusada en los países en desarrollo, lo que significa que los salarios y las condiciones laborales son sustancialmente peores para los sectores más amplios de la mano de obra, en particular para las mujeres y los jóvenes. Unas MIPYME más productivas conllevan empleos mejor pagados en los sectores de la sociedad que más lo necesitan.

El comercio desempeña un papel decisivo en todo esto. ¿Por qué? Porque cuando las MIPYME son capaces de «internacionalizarse», tanto si es directamente como mediante el acceso a las cadenas de suministro multinacionales, alcanzan unos niveles de beneficios particularmente elevados en términos de productividad, empleo y salarios. Las MIPYME jóvenes que llegan a penetrar en los mercados internacionales son mucho más propensas al crecimiento y la expansión. Cuando participan en el comercio suficientes empresas, la subida de los ingresos de estas firmas supone a su vez una presión al alza para el resto de la economía.

Lamentablemente, las MIPYME están infrarrepresentadas en el comercio mundial. Esa es la razón por la que el ITC trabaja por el empoderamiento comercial de más MIPYME, especialmente en los PMA, las economías pequeñas y vulnerables, los países sin litoral y los estados frágiles. Cuando las MIPYME que logran tener éxito están dirigidas por mujeres o por jóvenes, los beneficios socioeconómicos son especialmente elevados. Por eso hacemos especial hincapié en conectar las empresas pertenecientes a mujeres —y a jóvenes— con los mercados a través de nuestra iniciativa SheTrades y los programas destinados a los jóvenes. Por eso respaldamos a los gobiernos para que formulen estrategias comerciales que tengan en cuenta las implicaciones medioambientales y de género, y aborden los cuellos de botella que impiden la obtención de buenos resultados en materia de exportación en los sectores prometedores.

Si dotamos a más MIPYME de las herramientas y el contexto político que necesitan para desarrollar su actividad comercial, fomentaremos la creación de empleo y el crecimiento inclusivo. La Agenda 2030 ha reconocido la importancia de las MIPYME. En el ITC hemos alineado toda nuestra cartera de proyectos con los diez ODS que apoyamos directamente. Los primordiales de esos diez son el Objetivo 8, trabajo decente y crecimiento económico, y el Objetivo 17, fundamentalmente alianzas para lograr los objetivos, seguidos de la eliminación de la pobreza y la igualdad de género.

La política y las comunidades empresariales pueden hacer mucho para ayudar a las MIPYME a arrancar y realizar su actividad comercial. Les pondré un ejemplo concreto del trabajo que está realizando actualmente el ITC en colaboración con la UNCTAD y la OMC: el servicio de asistencia comercial para MIPYME, cuyo lanzamiento está previsto para el mes de diciembre durante la Conferencia Ministerial de la OMC que se celebrará en Buenos Aires.

La información es un elemento importante para las empresas interesadas en el comercio transfronterizo. Las encuestas realizadas por el ITC entre más de 20 000 empresas de 38 países en desarrollo han puesto de manifiesto que entre los mayores obstáculos a los que se enfrentan los potenciales comerciantes se encuentran los «problemas relativos a la transparencia de la información». Para poder beneficiarse de las oportunidades internacionales, las empresas tienen que comprender dónde están y qué es lo que necesitan para acceder al mercado. El coste y el esfuerzo que implica el acceso a la información sobre las tendencias del mercado y los obstáculos arancelarios y no arancelarios suponen una pesada carga para las empresas más pequeñas, en especial para las de los países en desarrollo más pobres. Esa es la razón por la que la inteligencia de mercado es uno de los pilares del ITC desde el primer día, allá por 1964. Nuestro paquete de herramientas de inteligencia de mercado cuenta con más de 600 000 usuarios registrados y se calcula que propició unos 300 millones de dólares de los Estados Unidos en transacciones comerciales el año pasado. Aun así, creemos que podemos hacerlo mejor.

El Servicio de Asistencia Comercial para MIPYME será una ventanilla única dirigida a los comerciantes potenciales con una interfaz en línea fácil de usar.

Pongamos el ejemplo de un productor de gambas de Bangladesh interesado en exportar a Francia.

En el servicio de asistencia hallará información sobre los derechos de aduanas de la UE. (Como Bangladesh es un PMA, se beneficiará de un acceso preferencial libre de derechos, frente a los aranceles para importaciones fuera de contingente del 12 % aplicables a la nación más favorecida). Le facilitará información sobre los impuestos pertinentes, como el IVA del 20 % que se aplica en Francia. Le facilitará información sobre la normativa europea en materia de seguridad y salud aplicable a su producto, los organismos reguladores con los que tendrá que tratar y las tarifas que deberá pagar. Le explicará paso a paso los procedimientos relacionados con el comercio, así como los requisitos en materia de documentación y trámites administrativos.

Y como con el cumplimiento de los requisitos de acceso al mercado solo se gana la mitad de la batalla —también hacen falta clientes—, el Servicio de Asistencia para MIPYME le informará sobre las próximas ferias comerciales y los próximos eventos entre empresas (B2B).

Además, este servicio proporcionará información sobre los agentes y las tendencias del mercado. ¿Cuáles son los mercados más atractivos para mi producto? ¿De dónde obtienen sus insumos las demás empresas de mi sector? ¿Qué empresas importan lo que yo vendo o exportan lo que yo compro? El servicio de asistencia tendrá las respuestas, apoyándose en la cooperación de una red de empresas, asociaciones empresariales y cámaras de comercio.

El acceso a la información es tan solo una vía de colaboración entre empresas, gobiernos y organismos internacionales para reducir los obstáculos a los que se enfrentan las MIPYME de los mercados mundiales. Existen otras vías para reducir los costes fijos relacionados con el comercio. Una es la ejecución del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC. Otra consiste en que las grandes empresas ayuden a los pequeños proveedores a cubrir los costes asociados al cumplimiento de las normas internacionales.

Antes de terminar, quisiera destacar un aspecto para que se mantenga el espíritu de esta Junta de Comercio y Desarrollo. Las reglas económicas, incluida la política comercial, son de suma importancia, pero no pueden resolver los retos que afectan al desarrollo por sí solas. Tienen que ir acompañadas de otras políticas de apoyo. Por ejemplo, la normativa de la OMC respalda el desarrollo con mayor eficacia cuando se acompaña de la Ayuda para el Comercio y de la política social nacional y el desarrollo de competencias.

En lo referente a la sostenibilidad medioambiental, las reglas nacionales e internacionales que tasan las externalidades medioambientales son insustituibles, pero las iniciativas complementarias para ayudar a las MIPYME a producir de forma más sostenible pueden marcar una diferencia sustancial. El Foro sobre el Comercio para el Desarrollo Sostenible del ITC, que se celebrará a finales de este mes, se centrará en las medidas prácticas para la creación de cadenas de suministro sostenibles. Considérense invitados.

Por último, hay que ayudar a las MIPYME a aprovechar al máximo las cadenas de valor regionales y multirregionales, acompañando los acuerdos comerciales regionales de cooperación entre las organizaciones de promoción del comercio, las asociaciones empresariales y otras instituciones de apoyo al comercio y la inversión. Esta es una de las conclusiones que se extraerán de la tercera edición del emblemático informe de investigación del ITC, Perspectivas de competitividad de las pymes, que se publicará el mes que viene. En él se incluirán nuevos análisis econométricos sobre la relación existente entre exhaustivos acuerdos regionales y el comercio de la cadena de valor. Aporta datos nuevos sobre la mejor manera de impulsar la competitividad de las MIPYME en un mundo en el que algunas regiones están intensificando la integración del comercio y la inversión, pese a que otros estén dando pasos en el sentido contrario.

En conclusión, las MIPYME son esenciales para que el comercio, y el crecimiento, sean más inclusivos y más sostenibles. Podemos hacer mucho a fin de ayudar a las MIPYME a utilizar los mercados internacionales y generar los centenares de millones de empleos decentes necesarios para cumplir con la Agenda 2030.

El ITC se sentirá muy orgulloso de colaborar con ustedes.