Discursos

Power Shift 2015 la mujer y los mercados, abrir los mercados para una mayor igualdad

9 noviembre 2015
ITC Noticias
Alocución pronunciada por la Directora Ejecutiva del Centro Comercial Internacional (ITC), Sra. Arancha González, en Power Shift, el foro de la Universidad de Oxford para la integración de la mujer en la economía mundial, celebrado el 9 de noviembre de 2015.

Señoras y Señores:

Antes que nada me gustaría dar las gracias a Linda Scott y a la Saïd Business School por organizar nuevamente este magnífico foro, que reúne a hombres y mujeres dispuestos a impulsar un cambio en la dinámica del poder y encontrar nuevas formas de promover la integración de la mujer en los mercados.

El mes pasado, mientras se aprobaban los nuevos objetivos mundiales de desarrollo, Linda pronunció una alocución en las Naciones Unidas sobre la "economía de la exclusión", en la que señalaba que "las mujeres constituyen el mayor grupo del mundo en situación de exclusión" y que era menester que recibieran más apoyo. El Centro Comercial Internacional no podría estar más de acuerdo.

El ITC ha brindado asistencia en materia de comercio a los países en desarrollo durante más de 50 años. Facilitar el comercio no implicaba que este se convertiría en una realidad; y es por esta razón que se creó el ITC: para subsanar esta deficiencia. Una de las mayores desigualdades reside en la participación de las mujeres en los mercados.

Las mujeres representan la mitad de la humanidad; sin embargo, su contribución a la economía es exigua.

Entre las PYME que pertenecen a mujeres, las PYME que exportan pagan salarios más altos, son más productivas, generan más empleo y presentan un mayor promedio de ventas que aquellas que no exportan. Sin embargo, una encuesta realizada por el ITC en 20 países ha arrojado que solo una de cada cinco empresas exportadoras es propiedad de una mujer.

Puesto que las empresas de mujeres suelen ser más pequeñas y agregan menos valor, estas carecen de representación en los sectores con mayor probabilidad de exportar.

Según un estudio efectuado recientemente por el Banco Mundial, el 90% de las 173 economías analizadas tiene al menos una ley que cercena las oportunidades económicas de las mujeres. En la actualidad, todavía existen 18 economías en las que es legal que los maridos impidan que sus mujeres trabajen.

Las mujeres son dueñas de poco más que el 30% de las PYME del mundo. Las cifras son aún menores a nivel nacional, especialmente en muchos países en desarrollo. En Egipto, Botswana, Marruecos y Túnez, el porcentaje de las empresas que pertenecen a mujeres oscila entre un 3% y un 6%. Estos son los datos oficiales; no olvidemos que muchas emprendedoras se mantienen en la "invisibilidad" del sector informal.

Como ustedes saben, las desigualdades trascienden largamente las fronteras del ámbito jurídico. A menudo entrañan trabas formales e informales relacionadas con el acceso al financiamiento, a la información actualizada sobre la dinámica de los mercados y las oportunidades de hacer negocios y establecer redes de colaboración, y a la falta de acceso a cursos de formación relevantes. También existen desigualdades de índole social y cultural.

Si estos obstáculos desparecieran, la apertura del comercio y los mercados podría ser una buena solución para poner a hombres y mujeres en pie de igualdad. La pregunta es cómo lograrlo. ¿Cómo solucionamos las dificultades que plantea la inclusión?

Los esfuerzos acometidos a nivel mundial para abordar este problema son cada vez mayores. Los Objetivos Mundiales de las Naciones Unidas promueven la autonomía de las mujeres. Los dirigentes del G20 han reconocido expresamente que las mujeres constituyen un motor del crecimiento económico mundial. En Japón y otros países, la idea de la "economía de las mujeres" ha pasado a ser un componente fundamental de los programas nacionales de crecimiento.

Con un enfoque íntegramente práctico, el ITC ha tomado la determinación de redoblar sus esfuerzos para contribuir a fortalecer la autonomía económica de la mujer. Hace apenas dos meses lanzamos una convocatoria de cinco años destinada a gobiernos, instituciones, empresas y particulares con el objetivo de incluir en el mercado a un millón de emprendedoras de países desarrollados antes de 2020.

Desde la fecha de lanzamiento, el 1° de septiembre de 2015, diversos gobiernos y empresas se han comprometido a contribuir en al menos uno de los ocho pilares de la convocatoria, satisfaciendo la demanda.

Las partes interesadas desempeñarán funciones concretas en las ocho áreas de la convocatoria, a saber: recopilación, análisis y difusión de la información; políticas comerciales; contrataciones en el sector privado; contrataciones en el sector público; certificaciones; problemas de abastecimiento; servicios financieros; y derechos de propiedad.

Comencemos por el primer pilar de la convocatoria: la información. Los gobiernos y los organismos públicos necesitan recopilar datos desglosados por sexo sobre la participación de las mujeres en la economía. A este respecto, espero que los indicadores que se están elaborando para medir el progreso de los objetivos mundiales no se limiten simplemente a contar la cantidad de mujeres que hay en los parlamentos.

Necesitamos indicadores de progreso más pertinentes que incluyan, por ejemplo, la cantidad de emprendedoras registradas y la cantidad de emprendedoras con acceso al crédito. Pero además de productos y resultados, también debemos analizar los efectos sociales de la inclusión de la mujer en la economía.

Las empresas pueden contribuir enormemente al fortalecimiento de la autonomía económica de las mujeres si "desempeñan sus actividades haciendo el bien". Una forma es comprometerse a contratar empresas de mujeres y supervisar su funcionamiento. Esto es igualmente válido cuando el comprador es el Estado, cuando se trata de contrataciones públicas. Porque ni la contratación ni la compra son operaciones neutrales. Los mercados son muy potentes, pero no son neutrales. Los compradores tienen la capacidad de cambiar enormemente nuestras economías. Por estos motivos, en diciembre, lanzaremos la aplicación que ganó el concurso de nuevas tecnologías organizado por el ITC para conectar a las emprendedoras con los mercados.

Otro ejemplo son los servicios financieros. El ITC luchará por la igualdad de acceso al financiamiento, pero es importante que las instituciones financieras, los gobiernos y los entes reguladores persigan el mismo fin. Los dueños de las PYME se quejan constantemente de las fuertes limitaciones que conlleva la falta de acceso al financiamiento. Pese a que pueden aceptar garantías no convencionales y establecer excepciones apropiadas a los requerimientos de capital regulatorio, los bancos suelen considerar que los costos y los riesgos de proveer servicios financieros a las PYME son demasiado altos. Debido a las asimetrías de información y los altos costos de recabar información adecuada para evaluar la solvencia de las PYME, los bancos suelen mostrarse reacios a otorgarles créditos sin garantías, incluso a tasas de interés elevadas.

Como resultado, muchas PYME con proyectos económicamente viables se quedan sin el financiamiento que tanto necesitan porque las instituciones tradicionales de préstamo consideran que carecen de garantías adecuadas. Este problema afecta particularmente a las emprendedoras, puesto que el potencial de sus PYME se ve coartado por carecer de garantías e infraestructuras financieras adecuadas, así como por otros obstáculos relacionados con normas sociales, culturales y de género.

Pero todo esto ya lo sabemos; lo que importa ahora es que actuemos, y que lo hagamos rápido. Porque la igualdad de género es la gran deuda pendiente del siglo pasado. No podemos continuar adoptando cambios graduales; necesitamos un cambio de velocidad y de dimensiones.

El ITC está dispuesto a respaldar sus palabras con dinero. Hemos asumido el compromiso de que las mujeres sean beneficiarias del 40% de nuestras actividades. Algunas de estas actividades son facilitar el acceso a la inteligencia de mercado o ponerlas en contacto con nuevos compradores en sectores tradicionales y no tradicionales. Esto incluye los sectores de la informática, las telecomunicaciones y los productos de electrónica, en los que el promedio de empresas que pertenecen a mujeres es mayor, lo que demuestra que las mujeres también son grandes innovadoras.

Además, el ITC se ha comprometido a observar la paridad de género en todos sus niveles antes de 2020.

Para concluir, me gustaría reiterar que la economía mundial continuará desperdiciando potencial hasta que las mujeres adquieran los derechos, las aptitudes y las oportunidades de mercado que necesitan para explotar sus talentos plenamente. Quisiera invitar a todos y cada uno de los presentes, tanto hombres como mujeres, a acudir a nuestra convocatoria. Que cada uno haga su aporte. Hagamos que este foro pase a la historia como un hito en la integración de la mujer en la economía.

Muchas gracias.