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Los ambiciosos acuerdos de desarrollo deben traducirse en actos

17 febrero 2016
ITC Noticias
Los objetivos de desarrollo se deben respaldar con un entorno económico propicio y colaboración multilateral para alcanzar la prosperidad para todos

Teóricamente, el 2015 fue un buen año para el multilateralismo, ya que se alcanzaron acuerdos en varios frentes. El más importante tuvo lugar en septiembre cuando los Estados miembros de la ONU acordaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Este sucesor de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) constituye una ambiciosa visión universal para transformar el mundo y ofrecer dignidad, prosperidad y un mundo mejor para todos, de acuerdo con la tradicional visión de la UNCTAD.

En diciembre se alcanzó el primer acuerdo universal sobre cambio climático durante la COP21 celebrada en París, y en la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD), celebrada en julio, se acordó la Agenda de Acción de Addis Abeba, que establece un marco para salvar las brechas financieras en el desarrollo.

Para convertir estas promesas en actos, necesitamos un marco político coherente e igual de ambicioso, que nos ofrezca el entorno económico necesario, y la cooperación multilateral es más importante que nunca.
No obstante, en un momento en el que las asociaciones mundiales son más necesarias que nunca, los miembros de las instituciones multilaterales, que un día compartían prioridades y visiones en pro del desarrollo, parecen estar distanciándose.

RIESGOS PARA EL COMERCIO MULTILATERAL

Tomemos el ejemplo del Programa de Doha para el Desarrollo de la OMC. Su ambición inicial no ha cumplido con las expectativas. Si bien se superaron algunos obstáculos en la Conferencia Ministerial de diciembre, la organización sigue en riesgo de convertirse en un mero depositario de normas y órganos de apelación.
Los acuerdos plurilaterales y regionales también tienen la capacidad de promover los objetivos de desarrollo. Sin embargo, su forma de aplicar las normas no es inclusiva. Tienden a excluir a aquellas regiones que más necesitan un sistema de comercio justo y abierto, como los países menos adelantados (PMA) y las economías vulnerables.

En la Cumbre del Grupo de los 20 de Seúl en 2010 los líderes añadieron cuestiones de desarrollo a sus programas financieros tradicionales. Desafortunadamente, se ha avanzado poco aunque la presidencia de China del G20 podría abordar este asunto. El énfasis de China de querer transformar los patrones de crecimiento, dando voz a los países en desarrollo (PED) en la gestión comercial y financiera mundial, expandiendo el comercio y las inversiones mundiales, y fomentando el desarrollo inclusivo e interconectado, está estrechamente vinculado con los Objetivos Mundiales de la ONU. Los asociados del G20 deben aprovechar esta oportunidad para actualizar sus visiones sobre cómo cumplir con el nuevo y ambicioso programa para el desarrollo.

Además de los desafíos institucionales, el estado actual de la economía mundial es incompatible con el entorno propicio necesario para garantizar la prosperidad inclusiva.
Por ejemplo, incrementar la ayuda inteligente para las infraestructuras, una parte central de los ODS, es un elemento crucial del esfuerzo de inversión necesario para poner en práctica estos Objetivos. A pesar de que la cumbre de Addis Abeba estaba repleta de promesas de ofrecer dicha ayuda, pocas se han cumplido. Los donantes europeos han desviado su atención y sus recursos a las presiones migratorias, posiblemente a expensas de un marco sostenible y a largo plazo para el desarrollo mundial.

El comercio mundial está experimentando su década de crecimiento más lento desde la Segunda Guerra Mundial. Parte de la ralentización del comercio mundial se puede considerar un reflejo del éxito del comercio como un facilitador del desarrollo. Como una parte importante de sus estrategias de crecimiento, la integración comercial, incluida la participación en las cadenas de valor mundiales, ha ayudado a los PED a mejorar sus estructuras de producción, y actualmente muchos producen y exportan algunos de los bienes y servicios que antes importaban. Las oportunidades laborales y de ingresos asociadas han desempeñado un papel crucial a la hora de reducir la pobreza, como indicaban los ODM.

UN COMERCIO LENTO

El resto de razones de la lentitud del comercio mundial son menos optimistas. La gran caída de los precios de los productos básicos ha reducido los ingresos fiscales y de exportación, especialmente en los países más pobres. Además, los indicadores muestran que podría haber una ralentización secular del crecimiento en los países desarrollados, lo que empeoraría aún más las perspectivas de exportación de los PED. Si bien algunos de estos países han intentado sustituir el crecimiento impulsado por las exportaciones por un aumento del consumo doméstico, las estructuras de producción de muchos PED no están preparadas para esto. En su lugar, los déficit comerciales y la reducción de oportunidades de ingresos han provocado un aumento de la deuda, tanto a nivel personal como empresarial.

El hecho de que la deuda privada rápidamente se convierte en deuda pública destaca la importancia de tener que aplicar una disciplina más firme a la hora de financiar la deuda. Es posible que esto haya provocado que la Asamblea General de la ONU adoptara una resolución sobre Principios Básicos para los Procesos de Reestructuración de la Deuda en septiembre de 2015. Esto coincidió con la publicación de la UNCTAD 'Hoja de Ruta y Guía para la Reestructuración de la Deuda Soberana'. Estas herramientas nos pueden ayudar a implementar los Objetivos Mundiales y avanzar el proceso de la FFD.

INNOVACIÓN Y TECNOLOGÍA

Los actuales avances en tecnología e innovación probablemente tengan un impacto mixto sobre la prosperidad inclusiva. La robótica, por ejemplo, aumentará la baja productividad de los países desarrollados pero podría tener efectos negativos para el empleo y la igualdad. A su vez, es probable que la tecnología destruya la ventaja del coste de la mano de obra de los PED y acelere el traslado de la producción a los países desarrollados.

Esto plantea dudas acerca del empleo, las oportunidades de ingresos y la igualdad, el desarrollo de la capacidad productiva para transformar a las economías y la contrafuerza que podría ser necesaria para que la tecnología ayude a alcanzar los Objetivos Mundiales. Se deben explorar más a fondo las promesas de innovaciones a favor de los pobres en los países de ingresos medios. Asimismo, debemos garantizar que el crecimiento ecológico contribuya al desarrollo inclusivo y sostenible: utilizar tecnología respetuosa con el clima puede tener un efecto de avance para los PED.

Todas estas cuestiones están relacionadas entre sí y tan solo una perspectiva integral puede ofrecer el enfoque coherente que se necesita para reavivar nuestra malherida economía mundial. Solo trabajando juntos podemos maximizar los efectos positivos y evitar que los efectos secundarios degeneren en una tormenta perfecta. La especialidad de la UNCTAD de abordar el comercio, las finanzas, la tecnología, las inversiones y el desarrollo sostenible de un modo integrado podría traer consigo un importante valor añadido. Estamos deseando entablar un diálogo sobre todas las cuestiones relacionadas con el desarrollo. Y con el fin de integrarlas de una manera holística en todos los sectores y todas las dimensiones del desarrollo sostenible, esperamos que nuestra conferencia cuatrienal, que se celebrará en Nairobi en julio, forje una sólida asociación mundial y ofrezca un marco político coherente que ayude a alcanzar la prosperidad de todos.