Discursos

Las adhesiones a la OMC y el Sistema Multilateral de Comercio

12 enero 2016
ITC Noticias
Discurso pronunciado por la Directora Ejecutiva del ITC, Arancha González, en la Cuarta Mesa Redonda China de Nairobi

Las adhesiones a la OMC y el Sistema Multilateral de Comercio La cooperación económica internacional y la perspectiva africana acerca del futuro del Sistema Multilateral de Comercio

Casos e historias sobre el desarrollo de capacidad en África para la integración en las cadenas de valor mundiales – aportaciones del ITC.
Nairobi, 14 de diciembre de 2015.

Gracias por su invitación a participar en este diálogo.

Esta iniciativa me llega al corazón. La vi nacer cuando estaba en la OMC y es un placer contemplar cuánto ha crecido desde entonces. Felicito a China por su aportación al apoyar a los países candidatos a formar parte de la familia de la OMC. El mensaje es claro: la reforma nacional y la integración en la economía mundial han sido buenas para China y también pueden ser buenas para otros países.

La actuación del Centro de Comercio Internacional se sustenta en la apertura, las reformas inteligentes y la conectividad. Este mensaje suena especialmente bien en el continente africano, con los retos de sus cincuenta y cuatro países, muchos de ellos pequeños y sin litoral, pero también con las oportunidades que brinda la integración económica regional, esencial para el desarrollo de cadenas de valor en África.

Habida cuenta de los constantes cambios que se producen en el panorama económico y social, estamos en un momento prometedor para el continente. Se han realizado increíbles progresos en materia de educación. Las tasas de crecimiento han alcanzado una media del 5 por ciento en los últimos 15 años, y parece que van a continuar.

Estos avances se están produciendo en un contexto de ampliación de la participación en las cadenas de valor, en particular por parte de las pymes. Aunque la cuota de comercio mundial de valor añadido de África todavía es relativamente reducida (2,2 % en 2011), se ha incrementado en prácticamente un 60 % desde 1995 y parece que lo va a seguir haciendo.

Esto lo podemos ver en muchos de los proyectos que respaldamos sobre el terreno, ya sea en la horticultura entre Lesotho y la región de África Meridional, en el textil entre Ghana, Malí y Burkina Faso, en los servicios entre la India y Uganda, Kenya, Rwanda y Etiopía, en los alimentos halal entre Marruecos y Malasia, o en la moda ética entre Kenya y Etiopía.

Además, la importancia, cada vez mayor, de los servicios y la integración total de los servicios y la manufactura a través de las fronteras también generan oportunidades nuevas. Los avances tecnológicos tales como el comercio electrónico tienen un fuerte impacto positivo en numerosas pymes al abrir nuevos mercados de exportación y propiciar el acceso a insumos importados de bajo coste.

Sin embargo, siguen existiendo importantes desafíos. África sigue siendo principalmente agrícola, con unas economías impulsadas por un crecimiento basado en los recursos y un sector informal grande y en expansión. La productividad en todos los sectores de la economía de la región —agricultura, manufactura y servicios— sigue siendo baja, razón por la cual, la participación de África en los flujos de comercio e inversión mundiales sigue siendo reducida si se compara con la de otras regiones.

El comercio intraafricano sigue siendo escaso. Además, la participación regional de África en las cadenas de valor está impulsada por África Septentrional y África Meridional, que, en su conjunto, representan la mejor parte del comercio total de la cadena de valor del continente, con un 78 %, mientras que África Occidental representa únicamente el 14 %, África Oriental el 5 % y África central el 3 %.

Creo que existe consenso en cuanto al diagnóstico. Ahora la clave está en centrarse en una «agenda de soluciones».

Yo hoy sugeriría que hagamos uso de nuestro extenso trabajo en África, que constituye prácticamente el 80 % de nuestra actividad, incluidas las reformas reglamentarias y de política nacional relacionadas con la adhesión a la OMC en países tales como Liberia, las Comoras, el Sudán y Etiopía.

El mes pasado sin ir más lejos presentamos la primera publicación emblemática de nuestra historia, el informe de competitividad de las pymes, en el que identificamos tres determinantes clave de la competitividad de las pymes necesarios para la participación en las cadenas de valor: la capacidad de las pymes para competir, para conectar y para cambiar. La «agenda de soluciones» que me gustaría compartir hoy con ustedes radica en esta triple ce.

Tenemos que pensar en las pymes porque representan más del 98 % del tejido económico de cualquier país africano. Y tenemos que pensar en ellas como agentes en el agroprocesamiento, la manufactura y, cada vez más y más, los servicios, lo que constituye un motor fabuloso para la competitividad. Y tenemos que pensar en elles como vectores del crecimiento sostenible e inclusivo, habida cuenta del gran número de mujeres y jóvenes que trabajan en las pymes.

La habilidad de una pyme para competir, es decir, para ofrecer productos de calidad a tiempo y al mejor precio, no solo depende de los talentos de la propia empresa. También depende del acceso a un sistema de comercio abierto, de consideraciones a nivel macro, como unos trámites aduaneros rápidos y de un sistema de certificación de la calidad de los productos que sea funcional. Esto es lo que conocemos como un «entorno empresarial propicio».

La iniciativa africana de impulsar el comercio intraafricano, también a través del Acuerdo de Libre Comercio Continental (ALCC), generará una reducción global de los obstáculos arancelarios al comercio, que es una condición previa importante para la participación en las cadenas de valor. Lo mismo se puede decir de las comunidades económicas regionales de África que son el componente fundamental de la integración panafricana. Y, si bien los aranceles son importantes, los formuladores de políticas también deberían asegurarse de que la reglamentación relativa a los productos y servicios sea clara y transparente. Tal es el caso del comercio electrónico, donde unos marcos reglamentarios poco sólidos y una conectividad bancaria reducida están limitando la capacidad de las pymes para conectarse electrónicamente.

Para la capacidad de competir de las pymes también resulta esencial la facilitación del comercio transfronterizo, empezando por la implantación del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC. Es algo que debe hacerse a escala nacional pero cuidadosamente coordinado a escala regional, con el fin de respaldar la creación de mercados regionales.

La facilitación del comercio no es opcional. Es una obligación para todos los países que deseen respaldar a unas pymes más fuertes y mejor conectadas con las cadenas de valor.

Habida cuenta del potencial de África en materia de agroprocesamiento, el apoyo a la mejora de la calidad de los productos resulta esencial. Será fundamental respaldar la capacidad de las pymes para satisfacer los requisitos técnicos de los mercados de exportación y para superar los obstáculos técnicos al comercio, incluidas las medidas sanitarias y fitosanitarias. Como también lo será la existencia de laboratorios acreditados para la realización de pruebas y la certificación.

La capacidad de «conexión» de las pymes, el modo en que absorben y aprovechan la información para comprender y abordar mejor a los clientes, constituye otro destacado factor determinante de la participación en las cadenas de valor.

El acceso a las herramientas de inteligencia comercial y de mercado ayuda a las pymes a comprender cuáles son las mejores oportunidades para su internacionalización. El ITC dispone de un conjunto de herramientas de análisis de mercados que ayudan a más de medio millón de usuarios, tanto proveedores de pymes como gerentes de contratación de las cadenas de valor, a investigar las tendencias y los requisitos del mercado y a conectar entre sí. Estas herramientas son gratuitas y reducen los costes de búsqueda de oportunidades y conexión con las cadenas de valor para las pymes.

Al lanzar su iniciativa Número Azul, el ITC también ha tenido esto en cuenta. El concepto es claro: a los agricultores se les facilita un número de geolocalización, el número azul. Este número azul se incorpora al perfil del agricultor, que incluye su nombre y sexo, los productos que comercializa y una dirección de correo electrónico o un número de teléfono móvil. Una vez registrado, el agricultor puede conectar electrónicamente con otros socios comerciantes en una plataforma de mercado sostenible y compartir con ellos sus logros de sostenibilidad. Entiéndalo como una plataforma en línea de trabajo en red, una especie de Facebook o LinkedIn para agricultores.

El número azul da voz a los agricultores y les permite acceder a recursos sobre sostenibilidad. Aumenta su visibilidad y les permite conectarse mejor con los compradores de todo el mundo. A través de esta iniciativa, los compradores también mejorarán la trazabilidad de las cadenas de valor y dispondrán de información para tomar decisiones de compra informadas, por ejemplo, información sobre las granjas que son propiedad de una mujer con las que podrían comerciar. A día de hoy, más de 60.000 agricultores ya han aceptado la propuesta de recibir un número azul. El registro ya está en línea y el sitio web del mercado estará completamente operativo durante el primer trimestre de 2016.

La capacidad de las pymes para «cambiar»—adaptarse constantemente a los cambios que se producen en las fuerzas de los mercados— depende en gran medida del nivel de formación de la fuerza laboral, o del acceso a crédito en la economía, y no solo del dinamismo interno de la empresa en sí.

Se trata de acceder a la financiación. Por eso estamos apoyando a pymes de Kenya, Tanzanía, Uganda, Zambia, Rwanda y las Comoras con orientación antes y después de la financiación por medio de Proveedores de Servicios de Desarrollo Empresarial (SDE) capacitados y certificados como Asesores sobre Gestión Financiera (AGF). El ITC también desarrolla la capacidad de las instituciones de apoyo al comercio y la inversión y de los proveedores de servicios financieros para desarrollar unos instrumentos apropiados para las pymes en sectores concretos tales como la agricultura. Por último, el ITC propicia la movilización de servicios de garantía del crédito o líneas de crédito de instituciones de financiación del desarrollo (IFD) nacionales, regionales e internacionales para tranquilidad de los financieros.

Las pymes participantes en las cadenas de valor pueden acelerar la transformación económica africana y obtener beneficios para la economía en general. El informe del ITC Perspectivas de competitividad de 2015 demuestra claramente que las pymes desempeñan un papel catalizador, en particular cuando se las empodera a través del acceso efectivo a los mercados, buena inteligencia comercial y de mercado, conectividad electrónica, políticas nacionales favorables, infraestructura propicia y creación de capacidad planificada.

La aceleración de la implantación de los acuerdos de comercio regionales debería ayudar a las pymes africanas. Más concretamente, las pymes nacionales son más proclives a obtener buenos resultados en primer lugar en los mercados regionales, donde tienden a gozar de mayor conocimiento del mercado, estar más familiarizadas con los requisitos normativos y tener un mejor acceso a las principales empresas y, más adelante, desarrollar la capacidad para competir a escala mundial.

La colaboración, cada vez mayor, del ITC con los países africanos a escala nacional, regional y continental engloba múltiples áreas de asistencia técnica que pueden ayudar a informar la formulación de políticas con el fin de respaldar el acceso de África al pleno potencial de las cadenas de valor. El ITC seguirá desempeñando su función en este proceso trabajando a través de su red de formuladores de políticas, pymes e instituciones de apoyo al comercio y la inversión. Gracias a este trabajo y al trabajo de otras organizaciones internacionales, los países pueden aprender los unos de los otros a diseñar y ejecutar mejores políticas, algo que, en última instancia, se traduciría en un mayor nivel de vida para los ciudadanos africanos.

Durante esta conferencia ministerial de Nairobi, la décima ministerial de la OMC y la primera que se celebra en suelo del África Subsahariana, las naciones de África puede hablar con una misma voz para reforzar el sistema multilateral de comercio de un modo que garantice acciones concretas y unos resultados claros, positivos y en pos del desarrollo a través de las cadenas de suministro, con el fin de beneficiar a sus pymes.