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El certificado de inocuidad expedido por los Estados Unidos podría quintuplicar las exportaciones de alimentos indígenas del Perú

4 junio 2015
ITC Noticias

La industria de Perú espera incrementar las ventas a los Estados Unidos de América del aceite que se extrae de la planta sacha inchi tradicional, rica en nutrientes vegetales, hasta los $EE.UU. 2,5 millones en 2015, tras el levantamiento de una barrera importante para su comercialización en su mayor mercado de exportación.

En septiembre, el Organismo estadounidense para el Control de los Alimentos y los Medicamentos aprobó una propuesta elaborada en nombre de los exportadores peruanos con el apoyo del ITC, y clasificó el aceite de sacha inchi como "generalmente considerado como seguro para el consumo" (GRAS, por sus siglas en inglés), un primer paso fundamental para exportar grandes cantidades de productos alimentarios al mercado de EE. UU. Actualmente esas exportaciones rondan los $EE.UU. 500.000 al año.

"Al menos cinco importadores estadounidenses estaban a la espera de la aprobación GRAS para cerrar contratos con nosotros", afirmó Juan Manuel Benavides, Director de Amazon Health, una empresa exportadora de ingredientes naturales.

"El mercado estadounidense de ingredientes es enorme, pero el uso de tales ingredientes requiere el estatus de GRAS", explicó Miguel Navarro, Director de Operaciones de Agroindustrias Osho, otro exportador de la región.

Las semillas de la planta sacha inchi, a veces llamadas cacahuete inca, son ricas en proteínas y ácidos grasos. Se cultiva y cosecha en la región amazónica de Perú, en particular en la zona de San Martín, donde representa una fuente de ingresos para más de 1.200 familias.

Casi una cuarta parte de la población peruana vive en la pobreza, y alrededor del 90 % de estas personas viven en áreas de una gran biodiversidad. La mejora de la posición en el mercado y el aumento de las ventas de productos basados en la biodiversidad representan una oportunidad única para mejorar las condiciones de vida de los agricultores y recolectores de esos productos.

"El comercio de productos derivados de la biodiversidad es un medio sostenible para reducir la pobreza", señaló Alex Kasterine, responsable del Programa de Comercio y Medio Ambiente del ITC. Según sus cálculos, el biocomercio tiene potencial para generar 250.000 nuevos puestos de trabajo en las comunidades rurales durante la próxima década.

En Perú, el ITC ha prestado su asistencia a nueve exportadores de ingredientes naturales procedentes de fuentes sostenibles, entre los que se incluyen la sacha inchi y la uchuva, una fruta autóctona de Sudamérica. Las empresas recibieron información sobre las condiciones y las posibilidades de exportación del mercado internacional.

"Se identificaron ventajas comparativas y competitivas y se cuantificó el mercado. Esta información es muy valiosa", dijo Pedro Martinto Housman, Director General de Villandina, una empresa social con sede en los Andes peruanos que comercia con productos alimentarios agroindustriales de alta calidad.

Más ingresos para exportadores y agricultores El ITC ayudó a las empresas y a sus proveedores del sector agrícola a obtener certificados de comercio justo. "Se abre un nuevo mercado ante nosotros: el mercado de comercio justo al que hasta ahora no habíamos tenido acceso", comenta Martinto. Esto repercutiría en unos mayores ingresos para los productores, quienes a su vez mejorarían la sostenibilidad de la oferta, explicó.

Las nueve empresas que trabajan con el ITC compran a más de 10.000 proveedores de las regiones de Andes y Amazonas.

"Utilizamos el dinero obtenido por la venta de uchuva para educar a los niños, pagar la asistencia sanitaria y la ropa, y alimentarnos a nosotros mismos", informó Humberto Durand Chuquimango, uno de los 187 agricultores de uchuva que recibieron formación sobre comercio justo y prácticas de cultivo sostenible.

Las pymes también recibieron apoyo para participar en ferias comerciales internacionales, donde pueden exhibir sus productos, demostrar sus beneficios nutricionales y establecer contactos con posibles compradores.

Esto era especialmente importante para la sacha inchi, que es poco conocida fuera del Perú, "así que queda mucho trabajo por hacer, y nuestra asistencia a estas ferias representa una gran oportunidad", señaló Carolina Sánchez, Directora de Ventas de Shanantina, una empresa peruana de sacha inchi.
Del aceite de sacha inchi a las barras de granola Mientras negociaban con posibles clientes en las ferias de muestras, los exportadores se dieron cuenta de que convencer a los compradores acerca de las cualidades nutricionales de sus productos no era suficiente para cerrar acuerdos: sin la clasificación GRAS, las empresas alimentarias no iban a estar dispuestas a usar sus productos como ingredientes. En respuesta, el ITC, en colaboración con los organismos públicos Promperú y Perúbiodiverso, acordaron contribuir a la elaboración de la propuesta para obtener el estatus de GRAS, lo cual supuso un trabajo de índole tanto científica como jurídica. Después de un proceso de aprobación de siete meses, en septiembre de 2014 se expidió el certificado. Actualmente el aceite de sacha inchi puede utilizarse en barritas de cereales, cereales de desayuno, chocolates, salsas y mayonesas, entre otros productos.

"Esto abre la puerta para su uso generalizado como ingrediente de la industria alimentaria que puede captar el interés de empresas como Nestlé, Unilever, Procter & Gamble y PepsiCo", afirma Guadalupe Amésquita, responsable de comercio sostenible de Promperú.

El estatus de GRAS para un producto derivado de la sacha inchi solo ha sido el primer paso, apuntó Diana Flores, experta en la industria y asesora científica del ITC en Perú. "Es esencial que las semillas tostadas y la harina con proteína de sacha inchi se incluyan en la lista de productos GRAS", comenta. "Existe una demanda potencial de estos productos en el mercado estadounidense, pero las empresas se ven disuadidas de importarlos sin el estatus de GRAS".

Financiadores

Alemania, Dinamarca, Noruega