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La moda: un agente catalizador para el cambio

7 diciembre 2011
ITC Noticias

El potencial del sector privado para reducir la pobreza es indudable; sin embargo, en la industria de la moda, esto no resulta tan evidente. La moda es uno de los sectores más globalizados y todavía en aumento; en él trabajan más de 60 millones de personas, principalmente mujeres y trabajadores no cualificados de las economías más pobres. Según Datamonitor 2010, en dicho año, el mercado de los textiles, las prendas de vestir y los bienes de lujo estaba valorado en $EE.UU. 2.597.800 millones, con un crecimiento anual del 4,2% desde 2006 al 2010.

Con todo, los escándalos públicos sobre la explotación de trabajadores para la producción de artículos todavía continúan siendo frecuentes; además las condiciones laborales siguen siendo precarias para algunos, especialmente para sus derechos. Lucy Siegel, una columnista a favor de una vida ética del diario The Observer, indica en su libro, To Die For, publicado en 2011, que entre el 20% y el 60% de la producción de prendas se realiza en las casas particulares de los trabajadores informales.

En los últimos tiempos los consumidores han empezado a cuestionar aspectos éticos, tales como las prácticas laborales y el impacto del sector sobre el medio ambiente. Ello ha contribuido a cambiar enormemente las actitudes del sector, así como a abrir nuevas oportunidades para los microproductores de los PED. El Programa de Comunidades Pobres y Comercio del ITC (PCTP, por su sigla en inglés) está aprovechando este cambio para incorporar a los microproductores (principalmente mujeres) en las cadenas de valor internacionales.

 

De Kibera a Kensington

En la publicación del ITC Acceso al Mercado, Transparencia y Equidad en el Comercio Mundial: Exportaciones para un desarrollo sostenible se calcula que la gran mayoría de la población pobre del mundo no se beneficia del comercio. Proporcionar asistencia técnica a las comunidades marginadas no es suficiente. Es necesario emprender acciones dirigidas al desarrollo y la capacitación de las personas, a fin de poder superar las barreras que genera la pobreza extrema. El PCTP reúne a las comunidades más pobres para trabajar con los grandes nombres de la industria de la moda. Gracias a ello, contribuye a aumentar el volumen de las exportaciones de los países de ingresos bajos y, en particular, de los PMA, prestando especial atención a las comunidades marginadas.

El enfoque adoptado no está encaminado a impulsar la demanda de ‘moda ética’, sino a convertir la moda como tal en una tarea más ética. Para conseguirlo, el programa establece asociaciones con marcas influyentes en el mercado, o con grandes minoristas que pueden difundir los productos y los mensajes a gran escala. Estos asociados reconocen que la fidelidad de los consumidores es muy importante en una industria que se enfrenta constantemente a la volatilidad y la saturación del mercado; por otro lado, el respeto por las personas y el planeta continúa a la cabeza de la lista de requisitos para garantizar dicha fidelidad.

El PCTP ha conseguido que más de 7.000 microproductores de África Oriental obtengan un trabajo con un salario justo. El impacto del programa sobre la población ha sido muy significativo: se han logrado mejoras en la construcción de hogares, la educación, la seguridad alimentaria, y el acceso al agua y a una atención médica adecuada. Una de las beneficiarias, Mercy Waweru, ha podido comprarse una casa gracias a los pedidos del programa en un año. Asimismo, los resultados han sido de calidad. Las evaluaciones sobre el impacto social indican que entre un 80% y un 90% de los participantes del programa se sienten ahora capacitados y, además, se encuentran en una mejor posición para la toma de decisiones.

Un enfoque en el que todos ganan

No sólo las comunidades africanas se benefician de esta iniciativa. Los asociados del sector privado también ganan con ella, puesto que el enfoque está absolutamente orientado al mercado, y los vínculos entre éste y los microproductores se asientan sobre la base de relaciones comerciales reales.

Al principio, numerosas compañías tenían dudas sobre la posibilidad de fabricar sus productos a gran escala en África. No obstante, la producción de colecciones de éxito en el continente ha propiciado un flujo constante de nuevos compradores. Vivienne Westwood se unió al programa en 2010, con una pequeña colección de 950 bolsos distribuidos a través del minorista en línea yoox.com. En un par de semanas, se agotaron todos los artículos, y se solicitaron nuevos pedidos. Westwood encargó 3.500 bolsos más para la segunda colección y los llamados ‘Bolsos africanos’ se presentaron en la Semana de la Moda de París; la quinta colección está siendo fabricada en el centro de desarrollo de productos de Nairobi. Al igual que Westwood, numerosos diseñadores y minoristas se han dado cuenta de que una moda responsable puede hacerlos más competitivos y, además, mejorar la imagen de su marca.

 

Un sistema único

Si bien las culturas miríadas africanas, así como sus materiales y las destrezas de su gente siempre constituirán una fuente de inspiración para la moda, es necesario contar con una producción y una infraestructura comercial sostenibles. El PCTP apoya una nueva infraestructura empresarial en Nairobi, con el fin de coordinar el trabajo de producción en África. Aquélla se basa en un intermediario sin ánimo de lucro que actúa entre las comunidades y la industria. Los compradores desarrollan los productos con la ayuda del PCTP, haciendo uso de las capacidades y los materiales disponibles en las diferentes comunidades. Los beneficios de estas transacciones empresariales se reinvierten en un programa social, definido por las propias comunidades y puesto en marcha a través de ONG especializadas.

Este tipo de estructura refuerza la responsabilidad social. Todas las operaciones y los procesos de producción siguen un programa riguroso, vigilado por la Asociación para el Trabajo Justo, la cual se asegura de que las prácticas laborales sean justas, y que los salarios se encuentren por encima del salario mínimo nacional (por lo general, en al menos el doble). Los artesanos cobran por artículo en función de sus habilidades, y suelen recibir KSH 500 a KSH 1.000 al día (entre $EE.UU. 5 y $EE.UU. 10 aproximadamente). Esto representa mucho más que el salario medio regular equivalente a unos $EE.UU. 3,90 al día para los trabajadores temporales, de acuerdo con lo establecido por el Gobierno de Kenya (Aviso Legal Nº 96, del 18 de junio de 2010). El medio ambiente ocupa un lugar especial en el marco del sistema de trabajo: se da preferencia a los procesos ecológicos, y se siguen utilizando materiales reciclados y orgánicos locales. A día de hoy, el PCTP ha conseguido la participación de varios actores clave del sector privado, tales como Vivienne Westwood, Stella McCartney, Carmina Campus, Coop Italia y Walmart. Éstos no sólo deslocalizan sus líneas de productos, sino que producen artículos de alta calidad, marcados por una apasionante historia de responsabilidad social.