
Gestión de riesgos y disposición para el cambio de acuerdo a las cadenas de valor internacionales
A lo largo de las tres o cuatro últimas décadas, los avances en la tecnología y un entorno normativo favorecedor han permitido a las empresas externacionalizar sus operaciones a diferentes lugares, con el fin de incrementar la eficiencia, disminuir los costes, acelerar la producción y proporcionar nuevas oportunidades a millones de trabajadores.
A través de las cadenas de suministro internacionales, las compañías actuales buscan añadir valor a la producción donde tenga más sentido hacerlo. De hecho, este se ha convertido en un elemento clave de la competitividad corporativa. Por su parte, algunos gobiernos –aunque no todos– reconocen que el hecho de participar en cadenas de suministro internacionales concede valor y oportunidades a sus trabajadores y economías, por lo que han intentado fomentar marcos normativos adecuados.
Estas relaciones de producción plasman la interdependencia entre naciones que caracteriza a nuestro mundo en la actualidad. También encarnan la interdependencia entre empresas de distintos tamaños, que poseen diferentes puntos fuertes y débiles, y se ubican en diversos lugares. Si bien estas cadenas de suministro internacionales brindan numerosas ventajas, también acarrean nuevos riesgos o intensifican los ya existentes, lo que pone en peligro su sostenibilidad. Dichos riesgos deben ser gestionados de forma apropiada por las propias empresas y los gobiernos nacionales, además de por la comunidad internacional en su conjunto.
Los riesgos que pueden afectar a las cadenas de suministro son de diversa índole. Algunos son específicos de las cadenas, como los vinculados a las alteraciones tecnológicas (innovación, modificaciones en el modelo de negocio) o las relacionadas con los cambios en los gustos de los consumidores o en la reputación del producto. Otros riesgos se asocian con el emplazamiento, como es el caso de las alteraciones sociales (huelgas, conflicto armado, terrorismo) o las naturales (terremoto, nube volcánica).
Las alteraciones relacionadas con los cambios en la normativa (p. ej. política comercial, regulación) pueden englobarse en cualquiera de las categorías. Las alteraciones macroeconómicas, como la crisis financiera, pueden ser de naturaleza sistémica y tener un impacto global que influya en las cadenas de suministro. Por último, pero no por ello menos importante, existen riesgos que tienen la capacidad de provocar cambios fundamentales en el establecimiento de las cadenas de suministro. Este puede ser el caso del auge de las impresoras 3D, las cuales tienen el potencial de cambiar radicalmente el papel de la fabricación y la logística dentro de las cadenas de suministro, o de las tendencias a largo plazo en la distribución global de la riqueza, que pueden influir en dónde empiezan y terminan las cadenas de suministro.
Estas alteraciones suelen afectar a todos los agentes del sector privado de una cadena de valor, pero es probable que el alcance del impacto dependa de la posición de cada compañía, tanto en sentido literal (emplazamiento) como metafórico (papel dentro de la cadena de suministro). La magnitud del impacto obedecerá a la forma en la que se anticipan los riesgos, así como a la disponibilidad de estrategias de mitigación en el marco de una posición determinadas en la cadena. La disponibilidad de estrategias de mitigación también dependerá, en gran medida, de la naturaleza y la previsibilidad de los riesgos.
Las alteraciones relacionadas con el emplazamiento pueden causar un grave perjuicio a los agentes que dependen de esa ubicación. Sin embargo, en el caso de las empresas líderes a nivel internacional, los riesgos relativos al emplazamiento suelen ser manejables, ya que normalmente obtienen insumos de diversos lugares o pueden cambiar su estrategia de abastecimiento. Los formuladores de políticas deben tener esto en cuenta. La inestabilidad política puede afectar gravemente a la capacidad de las firmas locales para conectar con las cadenas de valor. Incluso los cambios leves en el diseño o la administración de políticas pueden tener efectos drásticos en la economía local si afectan a las decisiones sobre abastecimiento de las empresas líder. Los principales agentes de las cadenas de suministro a nivel global rehúyen de los países que se labran una reputación basada en la inestabilidad y la imprevisibilidad, y no resulta fácil invertir esa percepción.
En ocasiones, los factores externos cambian lentamente, y el riesgo que entrañan para las cadenas de suministro suele ser previsible. Sin embargo, dichos riesgos predecibles no siempre desencadenan una reacción, quizá porque no se consideran una amenaza apremiante. Por ejemplo, el auge de la clase media en Asia ha estado modificando la configuración y el diseño de las cadenas de suministro mediante un proceso que empezó hace ya algunos años. Cada vez más cadenas de suministro finalizan con el consumo en economías emergentes. Este hecho está repercutiendo en el lugar en el que se lleva a cabo la distribución y la comercialización. Si bien gran parte de la inversión en I+D se dedica a la adaptación de productos o servicios a las necesidades de los consumidores, estas actividades también se centran cada vez más en los mercados emergentes. Aun así, los libros de texto universitarios siguen afirmando que la I+D tiene lugar en el mundo "industrializado".
Los agentes que intervienen en una cadena de valor deberían dedicar parte de sus tareas diarias a prever y gestionar los riesgos derivados de la misma. Los ciclos de vida del producto son cada vez más cortos, y los cambios más rápidos e "internacionales". Prever y gestionar riesgos se ha convertido, por lo tanto, en una labor más desafiante, pero también más importante que nunca para alcanzar el éxito deseado. Los empresarios deberían nacer preparados para cambiar y adaptarse a los cambios del mercado, y, en la medida de lo posible, el marco normativo debería favorecer que los empresarios pudieran prever y gestionar los cambios.
Las pymes dependen más que sus poderosos homólogos de la calidad del entorno empresarial a la hora de gestionar los riesgos y cambios que deben afrontar las cadenas de suministro. Es cierto que, en ocasiones, las empresas pequeñas son más ágiles, lo cual es una ventaja en un entorno cambiante. Sin embargo, los costes de las estrategias de gestión también representan una carga más grande para estas compañías.
Se puede afirmar, por lo tanto, que las pymes sobreviven y prosperan con mayor facilidad dentro de cadenas de suministro regionales o mundiales, si operan en un marco normativo estable y predecible, y si tienen acceso a información de calidad y actualizada sobre los desarrollos que tienen lugar en los mercados que les son relevantes. El control sobre las posibles amenazas permite a las empresas evitar situaciones de crisis e identificar nuevas oportunidades.
Este artículo forma parte del informe Perspectivas de competitividad de las pymes 2015 del ITC.