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El libre comercio necesita mujeres libres

2 julio 2012
ITC Noticias

En Zimbabwe, Kuli Mungombe posee y explota una plataforma de pesca con otras nueve mujeres. El año pasado, tras haber recibido el barco, el equipo y la capacitación, el grupo se incorporó a ese sector dominado por los hombres y duplicó sus ventas. Ellas forman parte de los millones de mujeres empoderadas que en el mundo entero propulsan el comercio y el crecimiento económico inclusivo reduciendo la desigualdad y la pobreza.

‘Solía vender el pescado bajo los árboles y llevarlo sobre la cabeza. Me levantaba a las cuatro de la mañana y recorría grandes distancias para ir a comprárselo a los pescadores. Ahora duermo, me levanto a una hora normal y tomo un té antes de que llegue la capitana. ¡Nunca pensé que tendría tiempo para dormir, comer, trabajar y descansar así!’

El empoderamiento económico de la mujer es una prioridad de ONU Mujeres y lo correcto desde la perspectiva de la economía y los derechos humanos. Tanto el Informe sobre el desarrollo mundial (IDM 2012) del Banco Mundial como el informe sobre igualdad de género en la educación, el empleo y la empresa (Gender Equality in Education, Employment and Entrepreneurship), publicado en 2012 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), revelan que reducir la brecha entre empleo masculino y femenino fue un importante motor de crecimiento económico y que no solo hay que seguir avanzado para reducir la discriminación y las desigualdades de género que persisten, sino también empoderar a las mujeres.

En el caso de estas pescadoras tongas de Zimbabwe, el apoyo local vino del Fondo Zubo Basilizwi, organización de desarrollo que procuró la plataforma para las mujeres comerciantes de Siachilaba que apoya ONU Mujeres. Ahora, ellas proceden a organizarse en cooperativas, mejorar sus puestos y condiciones en el mercado de Siachilaba y comercializar su pescado en localidades y ciudades más grandes del país.

El grupo también estableció sistema de reparto de ingresos que beneficia a otras mujeres. El 50% de las ganancias es para las operadoras de la plataforma; el 30% va a un fondo de cestería para mujeres de la zona y el 20% restante se destina al Fondo Zubo Basilizwi para ampliar a otras zonas el alcance del fondo rotatorio para mujeres. A pesar de que subsisten muchos problemas, estas mujeres comienzan a creer y aceptar que son dueñas de su propio destino.

Según el IDM 2012, entre 1983 y 2008, se incorporaron a la fuerza de trabajo mundial 553 millones de mujeres, el comercio creció un 85% más rápido que el PIB y las exportaciones de los países en desarrollo aumentaron a razón de un 14% anual. Acrecentar el empoderamiento de la mujer mediante educación, empleo, competencias e iniciativa empresarial da resultado y, por lo general, se reconoce como una parte esencial de la solución de los problemas sociales y económicos de hoy. Una enorme cantidad de pruebas del Banco Mundial, las Naciones Unidas, la OCDE y otras instituciones demuestra que la igualdad de género contribuye a aumentar el crecimiento, la productividad y la competitividad. Las sociedades pueden explotar una gama más completa de talentos y competencias globales para consolidar su recuperación de la crisis mundial. La innovación requiere ideas nuevas y únicas, y las mejores ideas florecen en un entorno diverso.

La brecha de género en la fuerza de trabajo se redujo significativamente, pero subsiste en los campos de salarios, oportunidades, acceso a recursos, educación y carreras; además, en el trabajo doméstico no remunerado se redujo marginalmente. Los hombres siguen cobrando más que las mujeres por el mismo trabajo. También subsiste la subrepresentación femenina en puestos de gestión y liderazgo, y las mujeres siguen siendo discriminadas en lo que respecta al acceso a la tierra, la propiedad, la herencia, las finanzas y los bienes productivos. Hay menos probabilidades de que las chicas decidan estudiar ciencias o tecnología y hacer carrera en esos campos. Por otra parte, las mujeres siguen haciendo el 58% del trabajo no remunerado y, globalmente, entre el 60% y el 80% del trabajo doméstico y del cuidado.

De ahí que hagan falta políticas y leyes para avanzar hacia la igualdad de derechos y oportunidades a fin de lograr un crecimiento más inclusivo y reducir las desigualdades. Si se fortalece el rol económico de la mujer, la recuperación económica puede ser más rápida, más sostenible y más justa. Las mujeres reinvierten sus ingresos en familias y comunidades, lo que redunda en una disminución de las tasas de hambre, analfabetismo y mortalidad, así como en un aumento de los beneficios económicos. Eliminar las barreras de la discriminación de la mujer en determinados sectores y ocupaciones podría incrementar la productividad laboral hasta un 25% en algunos países. Según el Foro Económico Mundial, a la mayor igualdad de género corresponde un PIB per cápita más alto. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación estima que ofrecer a las agricultoras el mismo acceso que tienen los agricultores a semillas, herramientas y fertilizantes podría aumentar hasta un 4% la producción agrícola nacional y reducir el número de personas hambrientas de 100 millones a 150 millones.

ONU Mujeres apoya a los países a derribar las barreras que impiden la plena participación igualitaria de la mujer en la economía, impartiendo capacitación y competencias a fin de que leyes, políticas y condiciones sean más justas para la mujer y forjamos asociaciones con muchas organizaciones de los sectores público y privado. Nos asociamos con organismos especializados de la ONU en materia de alimentación para avanzar en el empoderamiento económico de las mujeres rurales que en los países en desarrollo producen casi la mitad de los alimentos. Instamos a empresas privadas a adherir de inmediato a los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres a efectos de reforzar la igualdad de oportunidades y el liderazgo femenino en el sector privado; hasta la fecha, lo hicieron más de 400 empresas.

En el mundo actual, las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) cuentan mucho para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer, pues son un medio de desarrollo económico que no solo ofrece nuevas oportunidades de medios de subsistencia y capacidades productivas, sino también una cantidad de beneficios por el mejor acceso a servicios y permiten que las mujeres se movilicen por sus derechos y actúen en el terreno político a través de canales de participación y sensibilización. ONU Mujeres ya promueve las TIC en varios países para facilitar una gobernanza más inclusiva y la alfabetización política de la mujer.

ONU Mujeres continúa abogando por una política de TIC sensible a la problemática de género; impartimos alfabetización digital a mujeres rurales y cursos de perfeccionamiento de competencias informáticas a mujeres jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo. También instruimos sobre los engranajes nacionales de las TIC para que los ministerios de la mujer y otros grupos nacionales que obran por la igualdad de género puedan presionar por la aplicación de política que beneficien a niñas y mujeres. Además, mediante nuestros Principios para el Empoderamiento de las Mujeres alentamos al sector privado a captar mujeres, conservarlas y promoverlas a los niveles más altos. Bregando por la presencia activa de la mujer en el sector de las TIC hoy podemos ofrecer mentoras y modelos de roles a las niñas.

A través de sectores y asociaciones, ONU Mujeres trabaja para asegurar inversiones adecuadas en igualdad de género con el objetivo de neutralizar estereotipos y acrecentar la participación y el liderazgo de la mujer, evitar la segregación de género en los mercados de trabajo y mantener la inversiones en protección social y políticas sociales que permiten a hombres y mujeres conciliar responsabilidades familiares y laborales. Asimismo, obramos por fortalecer las instituciones y apoyar las reformas necesarias para garantizar condiciones de trabajo decente y justo.

Hoy, muchas mujeres participan en el comercio informal que no está reglamentado. Por ejemplo, se estima que en África Meridional, el 70% del comercio informal transfronterizo está en manos de mujeres. En esta época de constante crisis económica, tenemos la oportunidad de poner un mayor énfasis político en la inclusividad y la igualdad. El libre comercio necesita mujeres libres y para conseguirlo hay cinco opciones políticas.

Primera – Los países deben multiplicar y mejorar las posibilidades de empleo para la mujer aumentando las inversiones en educación y adquisición de competencias, aliviando la carga de trabajo no remunerado de las mujeres mediante políticas de atención de los niños e invirtiendo en infraestructura y tecnologías que permiten ahorrar tiempo y trabajo.

Segunda – Los países deben mejorar la calidad de los puestos y el trabajo decente haciendo cumplir con mayor firmeza las normas del trabajo y los ajustes organizativos en los lugares de trabajo para avanzar hacia la igualdad.

Tercera – Los países deben reducir las brechas de género en el acceso a bienes, insumos, tecnología, redes decisorias y de comercialización, así como alentar la creación de cooperativas de productores para apoyar los medios de subsistencia rurales junto con los ingresos y la participación de las agricultoras en los mercados de exportación.

Cuarta – Los países deben mejorar la protección social y avanzar en la consecución del acceso universal a subsidios de garantías de ingresos mínimos y servicios básicos de salud, educación primaria, vivienda, agua, energía, saneamiento y demás servicios esenciales.

Quinta – Los países deben reformar la política de comercio haciendo estudios sobre el impacto de género, incluir políticas sensibles a la problemática de género en las negociaciones y cumplirlas efectivamente durante la implementación de los acuerdos comerciales.

Cabe señalar que las políticas de igualdad de género deben insertarse en un marco macroeconómico coherente, un marco regulador efectivo y un conjunto coherente de iniciativas en el plano internacional para que las mujeres empoderadas puedan propulsar el comercio y el crecimiento económico inclusivo.