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Abrir la contratación pública a empresas de mujeres

28 junio 2012
ITC Noticias

En poco más de un siglo, 40 mujeres ganaron el Premio Nobel y hay una mejora sostenida de la representación de la mujer en parlamentos del mundo entero. Las mujeres alcanzaron niveles de excelencia que, de hecho, hicieron del mundo un mejor lugar, pero esos avances no pueden ocultar que en muchas partes del mundo, las mujeres siguen siendo desfavorecidas desde el punto de vista social y económico. De ahí que fuera acertado incluir la promoción de la igualdad de género en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Abordar las desigualdades económicas y sociales que subsisten requiere una reforma fundamental de políticas en los planos nacional y mundial. El comercio puede formar parte de la solución.

Hay claras pruebas de que el comercio facilita la creación de empleo y el crecimiento, lo que a su vez puede aliviar la pobreza que afecta en forma desproporcionada a las mujeres y sus familias. Un estudio reciente de Jane Korinek de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), intitulado Trade and Gender: Issues and Interactions, revela que en los países en desarrollo de medianos ingresos, la mujeres representan entre el 50% y el 90% de la fuerza de trabajo de los sectores orientados a la exportación y, en muchos casos, esos puestos de trabajo están mejor remunerados y ofrecen mejores condiciones de trabajo que aquellos de otros sectores. Por lo tanto, no es sorprendente que el Centro de Comercio Internacional (ITC) haya confirmado una fuerte correlación entre el aumento del comercio internacional y los aumentos del empleo femenino. El comercio redunda en más empleo en las exportaciones, una mayor conexión a los mercados y, a menudo, en salarios más altos en los sectores orientados a la exportación, en particular, aquellos de la mujer.

¿Cómo reforzar ese impacto positivo del comercio internacional en la igualdad de género y el desarrollo socioeconómico? Una mayor participación de las empresas comerciales de mujeres (WBE por su sigla en inglés) en la economía internacional puede dar acceso a más y mejores puestos de trabajo para ellas; esas empresas son importantes vehículos para lograr la igualdad de género y los beneficios que conlleva en términos de desarrollo. A fin de sacar el máximo beneficio de las WBE para mejorar nuestras sociedades, tenemos que generar más y mejores oportunidades económicas para éstas.

Es importante no pasar por alto las oportunidades que ofrece el sector de la contratación pública. El tamaño del mercado mundial de contratación pública habla por sí solo: en 2002 se estimaba que dicho sector representaba entre el 15% y el 20% del PIB tanto en economías de la OCDE como no (véase The Size of Government Procurement Markets en: www.oecd.org/dataoecd/34/14/1845927.pdf), estimaciones corroboradas por otras más recientes de economías de países desarrollados y en desarrollo. Por consiguiente, mejorar el acceso de las WBE a este sector puede tener un impacto directo y positivo.

El Acuerdo sobre Contratación Pública (ACP) de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en particular la versión revisada que adoptó recientemente un grupo de Miembros de la OMC, tiene el potencial de abrir considerables oportunidades económicas a grupos sociales subrepresentados, incluidas las WBE, en ese importante sector del mercado. El ACP es el principal instrumento del que dispone el mundo para facilitar el comercio en relación con los mercados de contratación pública y, a la vez, una herramienta de apertura del comercio que también reconoce la necesidad de contar con mecanismos de buen gobierno basados en los principios fundamentales de la OMC sobre no discriminación, transparencia y equidad procesal, principios que además de promover la igualdad de acceso de todos los proveedores a los mercados de contratación pública y un mejor valor del dinero para gobiernos y ciudadanos, apoyan el acceso de las WBE a nuevas oportunidades de negocio en dicho sector.

El 15 de diciembre de 2011, un grupo de ministros Miembros de la OMC aprobó una serie de asuntos relacionados con la renegociación del ACP, iniciativa confirmada por el Comité de Contratación Pública, el 30 de marzo de 2012. Las decisiones tomadas abarcan el texto y el ámbito de aplicación del acuerdo revisado, así como el futuro programa de trabajo, lo que implica que todos los elementos de la renegociación fueron aprobados y que dicho acuerdo entrará en vigor cuando las partes en el mismo presenten los instrumentos de aceptación. Esa renegociación no solo dio lugar a un texto mejor y más moderno, también amplió las oportunidades de acceso al mercado que, según estimaciones, oscilan entre $EE.UU. 80.000 y $EE.UU. 100.000 millones anuales. El futuro programa de trabajo muestra que las partes en el ACP mantienen el compromiso de adaptarlo en función de la evolución del respectivo entorno socioeconómico.

¿Cómo puede exactamente el ACP venir en ayuda de las WBE? En muchos casos, dichas empresas acaban de incorporarse a mercados de contratación pública que antes estaban dominados por otras. Un obstáculo de talla que tal vez tengan que afrontar para situarse como licitadoras exitosas y competitivas reside en que los sistemas que no fueron reformados favorecen a las empresas dominantes (sus competidoras) mediante el amiguismo y canales de comunicación bien establecidos. En cambio, los requisitos procesales del ACP están diseñados para abrir mercados, pues contribuyen a crear sistemas de contratación justos y transparentes, por lo cual, garantizan que no se deje de lado a las WBE en lo que respecta a la información sobre oportunidades de contratación. Más bien, deben tener la chance de competir equitativamente. Cabe señalar que el texto revisado del ACP contiene obligaciones explícitas para las partes en lo que se refiere a prevenir conflictos de intereses y prácticas corruptas que son otros factores que, injustamente, pueden impedir que las WBE se adjudiquen contratos. Además, el requisito de anuncios relativos a las decisiones de contratación procura a las WBE importantes foros donde dar a conocer sus preocupaciones y abordar las prácticas injustas que subsisten y las perjudican. Una de las características más importantes del ACP reside en que la adhesión de su país de origen ofrece a esas empresas la oportunidad de participar en licitaciones de los mercados de otras partes en el ACP. A raíz de todos esos factores, el ACP es una herramienta importante para aquellas WBE que se proponen aprovechar nuevas oportunidades de negocio en el sector de la contratación pública.

Para estar seguros, el ACP estipula límites jurídicos a algunas formas de programas preferenciales, por ejemplo, aquellos que dejan de lado contratos discriminando a empresas por su país de origen. Dichos programas distan de propiciar una mayor participación de las WBE en los mercados mundiales de contratación pública, pues limitan los beneficios de las WBE y los mercados nacionales de dicho sector. En cambio, medidas como impartir cursos de capacitación general para preparar a las WBE a participar con éxito en la contratación nacional e internacional (por ejemplo, cursos que no estén destinados a determinados ofertantes nacionales), que pueden ser de gran apoyo para dichas empresas, por lo general, están permitidas. Asimismo, allí donde es preciso usar los mercados nacionales como ‘trampolín’ para luego acrecentar la participación en mercados internacionales de contratación pública, el ACP se aplica únicamente a aquellas contrataciones cuyo monto supera el correspondiente valor de umbral estipulado en dicho acuerdo. Esos umbrales son relativamente altos, lo que implica que muchos contratos de valor inferior que pueden ser atractivos para WBE más pequeñas no estén sujetos a las disposiciones del ACP.

Por último, incluso cuando otras empresas se alzan con importantes contratos que superan esos umbrales en procedimientos abiertos y transparentes, es preciso tener presente que eso no significa que no exista ninguna oportunidad de negocio para las WBE ni ningún impacto en la igualdad de género, pues aun así, se puede alentar y dotar de medios a esas empresas para que participen en licitaciones de subcontratación, lo que les permitirá aprender de otras firmas y ganar en pericia. Además, es de esperar que el uso eficiente de los recursos públicos, fruto de una contratación abierta y transparente, tenga un impacto positivo en la igualdad de género y el desarrollo a través de otros canales, por ejemplo, porque permite que el Estado construya más hospitales, escuelas y otras instalaciones necesarias para mejorar la vida de la mujer y reforzar su participación en la sociedad. Por lo tanto, cumplir con el ACP es beneficioso para la participación de las WBE en la contratación pública, la igualdad de género y el desarrollo económico y social.

Por el momento, 14 Miembros de la OMC (contando la Unión Europea como uno) son parte en el ACP. De ahí que haya un gran potencial para que muchos otros –en particular, los países en desarrollo– lo ratifiquen. China, Jordania, Panamá, Ucrania y varias otras economías en desarrollo ya iniciaron el proceso de negociación para adherir al mismo; la India, Colombia, Turquía y varios otros Miembros de la OMC están considerando los beneficios potenciales y los costos de la adhesión.

En calidad de Director General de la OMC, me comprometí personalmente a ayudar a los gobiernos a idear políticas de comercio que permitan que las mujeres desempeñen un papel más destacado en la economía mundial. Considero que a tales efectos, el ACP de la OMC puede ser una herramienta política muy útil. La reciente y exitosa renegociación modernizó el acuerdo, mejoró el acceso al mercado previsto en el mismo y mostró el enfoque dinámico y progresista que adoptaron las partes en el ACP a fin de utilizarlo para mejorar el bienestar económico de su respectivo país. Por lo tanto, no se debería pasar por alto su potencial de ampliar la participación de WBE en los mercados internacionales de contratación pública, promover la igualdad de género y obtener resultados para el desarrollo.